Numerosas anécdotas marcaron este domingo las elecciones generales
en España, como la de un niño de nueve años que acudió a votar con
una tarjeta de elector válida o la de una mujer de 108 años que
votó por correo cinco días después de su muerte. Claudina Benítez,
108 años, había decidido votar por correspondencia para dar su
apoyo a su nieta, candidata al Senado, aún si moría antes del
escrutinio. Y eso fue lo que ocurrió.
En Asturias (noroeste), un hombre que dijo pertenecer a los
Testigos de Jehová fue detenido por alterar el orden público y por
desobediencia, ya que en una oficina de votos declamaba a gritos el
Evangelio.
En en pueblo de Burjassot, cerca de Valencia (este), un
presidente de oficina de voto muy puntilloso, obligó a su propia
hija que había olvidado su cédula de identidad a regresar a su
hogar para buscarla y poder así votar.
Mucho menos riguroso, otro presidente de mesa, en Bilbao
(norte), apareció totalmente borracho e incapacitado para ejercer
sus funciones en la oficina y debió ser remplazado por un
suplente.
En Elche (este), una oficina abrió con 45 minutos de atraso,
debido a que un asesor que había llegado vestido en pijama fue
enviado a su casa para cambiarse. Al no regresar pronto, el
presidente de la oficina envió la policía a buscarlo y fue hallado
profundamente dormido.
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