La unidad en torno al «mea culpa» entonado por los dirigentes
socialistas tras la debacle electoral y sobre la necesidad de
emprender una renovación demostró ayer las profundas diferencias
que existen en el partido. Todos coinciden en la necesidad de
renovarse pero discrepan sobre el modo de acometer esta reforma.
Por un lado están los que apuestan por una renovación profunda,
por otro los que prefieren que el sucesor de Almunia no sea un
desconocido y que se tenga en cuenta la opinión de los
«barones».
El ex candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, José
Borrell, afirmó que los resultados del 12-M suponen el fin de la
etapa del liderazgo de Felipe González y abogó por un proceso
refundación de la izquierda «más allá de los partidos que hasta
ahora la han vertebrado». «Es verdad que González hizo una labor de
gobierno extraordinaria, pero lo que se ha venido en llamar la
época de Felipe y la gente que él, de alguna manera, apoyó para
continuar al frente del partido se ha acabado». Según Borrell, «la
situación ha llegado a tal punto» que se requiere una refundación
de la izquierda. «Hablo de la necesidad de una cierta refundación
de las fuerzas de centroizquierda y de izquierda, de las fuerzas
progresistas, como ha pasado en otros países de Europa».
Al respecto, Borrell señaló que «el gran mérito de Aznar es
haber unificado a la derecha, desde la extrema derecha hasta el
centroderecha, ha conseguido un partido que unifica un espectro
político muy amplio».
Para el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, «es
necesaria una nueva dirección, en la cual deben entrar generaciones
jóvenes, pero, sobre todo, la renovación donde se tiene que
producir es en el cambio de estilo, de ideas, de problemas y en una
Dirección que sepa conectar con la sociedad y con la gente, que es
lo que no ha sabido hacer la dirección actual», al tiempo que se
autodescartó como futuro secretario general.
Además, se mostró partidario de que en la organización del
congreso ordinario del PSOE pese, sobre todo, el comité federal y
no los «barones» regionales y la antigua ejecutiva. De la misma
opinión es Ana Noguera, quien considera que la gestora que se haga
cargo provisionalmente del PSOE no debe estar «tutelada» por los
líderes autonómicos del partido ni por el núcleo de confianza de
Joaquín Almunia en la Ejecutiva. A su juicio no se trata de que
tres o cuatro líderes se peleen por la sucesión, sino que es
preciso una profunda renovación y «abrirse» a los militantes.
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