El ministro portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, negó ayer que el
Ejecutivo haya influido en la decisión de Juan Villallonga de
abandonar la presidencia de Telefónica y reiteró el «respeto» que
le merecen las decisiones tomadas por los Consejos de
Administración de empresas privadas. Cabanillas subrayó que el
Gobierno ha «insistido hasta la saciedad» en el «respeto que hay
que tener por cualquier empresa privada, sus órganos de dirección y
las decisiones que toman ellos mismos», y en el mismo sentido se
manifestaron los ministros de Hacienda, Cristóbal Montoro, y de
Ciencia y Tecnología, Anna Birulés.
Birulés señaló que el nuevo presidente de Telefónica, César
Alierta, es un «hombre con experiencia empresarial, como lo ha
demostrado en los diferentes cargos que ha ocupado en empresas de
primera línea». El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez
Zapatero, afirmó que «sería bueno» saber si la dimisión de
Villalonga obedece a razones empresariales o a la existencia de
«irregularidades», ya que, este caso, sería «motivo de
preocupación» porque «estamos ante una empresa que es fruto de un
proceso de privatización». El líder socialista se preguntó también
si puede haber otra razón «que se escape a la lógica del
funcionamiento interno de la empresa que tenga que ver con algún
otro territorio más cercano a la política».
Por su parte, el nuevo secretario de Política Económica del
PSOE, Jordi Sevilla, dijo que llama la atención que, con el cambio
de Villalonga por Alierta al frente de Telefónica, se sustituya «a
un amigo de Aznar por un amigo de Rato». Sevilla consideró que
deben continuar las investigaciones abiertas en la Comisión
Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre supuestas
irregularidades cometidas por Villalonga, y se refirió a la
posibilidad de que puedan paralizarse las actuaciones como
consecuencia del posible pacto para el relevo del presidente de
Telefónica.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.