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El presidente del Gobierno, José María Aznar, afirmó ayer que parte de lo que se ha dicho sobre lo ocurrido en Telefónica no tiene «absolutamente nada que ver con la realidad» y advirtió de que acusar al actual Ejecutivo de intervenir en la vida de las empresas es «algo más que un desatino, es de aurora boreal». Aznar afirmó que no se siente «aludido» por «ninguna palabra que haya podido decir el ex presidente» de Telefónica, «que no sé si las ha dicho», si bien añadió: «sé muy bien que esto que digo es absolutamente indiferente».

«Este Gobierno no interviene en la vida de las empresas, lo ha demostrado con creces y lo seguirá demostrando, a diferencia de otras etapas en la vida española», subrayó Aznar. Por su parte, el consejero independiente de Telefónica Alberto Cortina denunció horas antes las «presiones de todo tipo» que ha sufrido Villalonga durante su gestión, que «le han llevado a hacer cosas que no hubiera hecho de no estar tan presionado». Cortina señaló, como ejemplo, que Telefónica firmó «bajo presiones» la alianza estratégica con el BBVA el pasado mes de febrero, decisión que «no gustó al Gobierno».

Tampoco agradó al Ejecutivo la decisión que se adoptó de llevar la sede social de Terra Networks a Barcelona ni el hecho de que Villalonga trasladase su domicilio a Miami. No obstante, Cortina aseguró que en los cuatro años que ha estado al frente de la empresa, Villalonga «ha llevado a rajatabla la independencia de la compañía frente al Gobierno y frente al núcleo duro» de accionistas.