Tras el duro mensaje que Aznar envió el viernes al PNV, Rodríguez
Zapatero no quiso hacer ninguna crítica, ya que ha «reiterado
muchas veces que voy a hacer una oposición constructiva y,
especialmente en materia de terrorismo, voy a mantener la lealtad y
unidad por encima de todo».
Sin embargo, precisó que «sólo me voy a atrever a pedirle una
cosa: que aporte rumbo de esperanza», para que «los demócratas
estemos más unidos que nunca en la lucha contra el terrorismo, en
la lucha común por los ideales de la paz y de la libertad», y
confió en que todos los partidos acepten este principio. En este
sentido, sí dijo que, «si hay algún grupo, nacionalista o no, que
no está en esa posición, será su responsabilidad histórica» y
«marcará una perspectiva negativa para los intereses generales de
la defensa de los valores ideales que dicen representar
algunos».
Sin embargo, afirmó que la postura del PNV «está cambiando
tímidamente», ya que la postura de Ibarretxe ayer «no es la misma
que hace un año». De todas formas, consideró que «es mejor que el
PNV diga de una vez cuál es su posición». El líder socialista
añadió que la solución del conflicto en el País Vasco «pasa por la
unidad de todos los demócratas y la representación clara ante la
ciudadanía de que hay un compromiso por encima de cualquier interés
u objetivo electoral».
El portavoz adjunto de IU en el Congreso, Felipe Alcaraz,
aseguró que las palabras de Aznar suponen un «ladrillazo al
escaparate» de la lucha antiterrorista, ya que esta postura y la
que mantuvo el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, en la
reunión el PSOE es contradictoria. Alcaraz defendió la
incorporación del PNV a una mesa de diálogo, pero no la de EH, «que
no denuncia ni condena la violencia ni a ETA». Además, aseguró que
las reuniones con el responsable de Interior han sido más positivas
de lo esperado.
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