La entrega de condecoraciones a 254 víctimas del terrorismo
celebrada ayer en el Palacio del Congreso estuvo protagonizada por
la emoción de los familiares de los asesinados, que recibieron el
apoyo y la solidaridad del Gobierno, el Parlamento y todas las
fuerzas políticas democráticas.
El presidente del Gobierno, José María Aznar, quien presidió un
acto «triste pero justo», mostró el reconocimiento de la sociedad
española a las víctimas y a sus familiares y afirmó que esa
solidaridad es «indispensable» para la recuperación moral necesaria
para vencer al terrorismo. El ejemplo de los afectados por el
terrorismo, su coraje, es otro de los elementos que, según Aznar,
permitirá que «jamás en España el terror o la tiranía se impondrán
sobre la libertad y la democracia».
Junto a los numerosos familiares y amigos de las víctimas, la
mayoría de los cuáles siguieron emocionados el desarrollo del acto
a través de monitores de televisión, asistió a la entrega de
condecoraciones una nutrida representación de la clase política
española. Las víctimas recibieron a título póstumo la Gran Cruz de
la Real Orden de reconocimiento civil a las víctimas del
terrorismo, que fueron recogidas por sus familiares, arropados por
representantes de todas las fuerzas políticas.
La presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo,
Sonsoles Alvarez de Toledo, resumió el sentimiento de los
protagonistas del acto, al explicar que, junto la gratitud por el
reconocimiento civil a su sacrificio, los familiares de las
víctimas experimentaron hoy el dolor de «volver a revivir lo
pasado». Además de Aznar, también se encargaron de entregar las
condecoraciones a los familiares de las víctimas, las presidentas
del Congreso y del Senado, Luisa Fernanda Rudi y Esperanza Aguirre,
respectivamente, y la presidenta del Parlamento Europeo, la
francesa Nicole Fontaine.
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