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El Gobierno Vasco, en un acto convocado por el lehendakari al que solo acudieron los partidos que lo sustentan, y las demás formaciones políticas por separado, celebraron ayer el vigésimo primer aniversario de la aprobación en referéndum del Estatuto de Gernika. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, demandó la renovación, actualización y adecuación «urgente» del «espíritu de consenso» logrado en la aprobación, hace 21 años, del Estatuto de Gernika, ante el «riesgo» de que las instituciones «pierdan legitimidad y se disgregen de forma irremediable».

El lehendakari presidió el acto institucional en conmemoración del Estatuto, al que no acudieron PP, PSE-EE, UA, IU-EB, EH ni los cuatro principales sindicatos vascos. En su discurso, el lehendakari definió la aprobación del Estatuto de Gernika, como «el acto constituyente del País Vasco moderno como comunidad política» y reconoció que fue respaldado por la mayoría de la sociedad, al «constituir la expresión de la nacionalidad del Pueblo Vasco o Euskal-Herria y su norma institucional básica de autogobierno».

Ibarretxe defendió el «rápido desarrollo institucional» que propició el Estatuto, pero precisó que al final de la década de los ochenta entró en «franca crisis», tanto por la «judicialización del ejercicio de autogobierno», como por la «parálisis» del traspaso de competencias, circunstancias que, a su juicio, han provocado que «el Pacto Estatutario se haya ido convirtiendo en un punto de encuentro cada vez más difuso y etéreo», transformando a las instituciones vascas en «instituciones flotantes».

El PP del País Vasco destacó en un manifiesto leído por Carlos Iturgaiz en un acto celebrado en Bilbao que el Estatuto «en ningún caso puede ser un medio para conseguir objetivos independentistas, que solamente producirían desunión y división entre los vascos».