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El portavoz del Consejo General del Poder Judicial y presidente de la Comisión Disciplinaria de este órgano, Benigno Varela, afirmó ayer que «hay que valorar el contexto de las circunstancias que rodearon» la respuesta dada por el juez Guillermo Ruiz Polanco ante las amenazas lanzadas por el etarra Harriet Iragi. Varela añadió que «si en la actuación del juez hay motivos para una sanción, el CGPJ reunirá una comisión disciplinaria que recabará información» para examinar esta cuestión.

No obstante, reconoció que el comentario realizado por Ruiz Polanco "«si yo no fuera juez y usted no estuviera esposado y con el brazo en cabestrillo, le daría dos hostias»" se produjo «tras una provocación, en un momento trágico para el poder judicial», añadiendo que «a pocos metros de la Audiencia Nacional yacían cadáveres víctimas de un atentado terrorista». Insistió, además, en que la actuación del etarra imputado «amenazando de la forma en que lo hizo» al juez había sido «reprobable» y «podría ser objeto de una sanción penal». A su vez, manifestó que el juez Ruiz Polanco encontrará exclusivamente el «respaldo y apoyo que proporcione la ley», en caso de enfrentarse a una sanción».

El presidente de la Audiencia Nacional, Clemente Auger, ha convocado para hoy una reunión de la Sala de Gobierno de esta sede judicial, para tratar tanto las amenazas del etarra como la réplica del juez. Ruiz Polanco reconoció ayer haber perdido la moderación que impone su cargo pero no se arrepiente de las palabras que le dedicó a Harriet Iragi, acusado de las muertes del fiscal jefe de Andalucía Luis Portero y del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos.

Como respuesta a la polémica surgida por sus palabras, Ruiz Polanco afirmó que no tolera que nadie le amenace de muerte, también añadió que «en ninguna de las nóminas de los jueces o de los muertos están incluidas las amenazas de muerte».