El presidente del Gobierno español, José María Aznar, aseguró ayer
que no participará en ningún diálogo «que pretenda eludir la
exigencia democrática de una rectificación seria, profunda y
creíble» del nacionalismo vasco «que todavía se reconoce en la
unidad de fines con ETA».
Recordó que las palabras «diálogo» y «negociación» son muy
usadas por ETA en sus comunicados y no cabe quedarse en la «magia
de las palabras» y dijo que él está dispuesto a dialogar para
«recuperar el prestigio de las instituciones vascas», no para
quebrar la Constitución e imponer la idea de que el Estatuto de
Guernika «está muerto». «No es razonable que nos engañemos con
palabras anestesiadas que han sido pervertidas por los terroristas
para convertirlas en un elemento de confusión y división».
Añadió que el Gobierno no sólo entiende, sino que «comparte, se
une y anima» al grito unánime que exige el fin del terrorismo y
recordó que ETA quiere un Estado totalitario. «No quieren otra cosa
y sobre este punto me parece especialmente inmoral o ingenua
cualquier tergiversación de la realidad», dijo Aznar, para quien es
momento de recordar que hay quienes han montado su estrategia sobre
el objetivo de lograr «réditos políticos del anhelo de paz».
Por ello, aseguró que el Gobierno «ratifica plenamente» su
posición, ya que el sentido de la responsabilidad le anima «a no
entregar en modo alguno a los pistoleros ni nuestra democracia, ni
nuestra libertad ni las vidas de los vascos que quedarían al albur
de los designios de una banda criminal». Agregó el presidente del
Gobierno que hacer que prevalezca la democracia plena en el País
Vasco no es una tarea fácil y no es razonable engañarse con
palabras «pervertidas» por los terroristas.
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