Uriarte, que medió entre ETA y el Gobierno, presentó ayer en San
Sebastián la carta pastoral «Renovarse y pacificar», que, con
motivo del tiempo de Adviento, describe un diagnóstico sobre el
problema de la violencia en Euskadi y propone unos criterios para
avanzar en el camino de la paz.
En el documento, el obispo enumera ocho «criterios» para buscar
la pacificación, aunque subraya que no todos ellos «tienen el mismo
calado», ya que «lo primero es la vida, la seguridad, la integridad
y la libertad de las personas». Por este motivo, la primera de las
pautas que apunta «consiste en un sí rotundo a la defensa de la
vida humana y un no radical y total a los asesinatos que ETA
comete», en la que no observa -dijo- «resquicios que hagan
entrever» un abandono de sus métodos violentos.
También sostiene que «castigar y atemorizar» con métodos como la
«lucha callejera» a quienes «defienden sus ideas por medios
legítimos» resulta «moralmente detestable». El prelado de la
diócesis donostiarra recuerda en su carta unas palabras
pronunciadas por el Papa Juan Pablo II en su homilía dirigida a los
políticos el pasado 5 de noviembre, en las que afirmaba que «el
diálogo se presenta siempre como instrumento insustituible de toda
confrontación constructiva».
En esta línea, Uriarte sostiene que «es preciso» practicar el
diálogo «con todos aquellos que no se autoexcluyan de participar en
él», por lo que defiende que la Iglesia «fomente y aliente» el
entendimiento entre «personas, grupos sociales y formaciones
políticas». En su opinión, la solución de futuro al problema vasco
debe buscar fórmulas que «eviten que el frentismo cristalice en
nuestra comunidad», por lo que aboga por construir un «modelo de
convivencia compartido que nazca como fruto de cesiones y renuncias
de todos en aras de la paz».
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