El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el secretario
general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, almorzaron ayer en
un mismo hotel de Terrassa, pero por separado y con dirigentes de
sus respectivos partidos. El presidente del Gobierno, José María
Aznar, transmitió ayer un mensaje de aliento al PP catalán y afirmó
que, aunque se siente responsable de las doce víctimas del PP,
«cumplimos un deber a la hora de hacer lo que hacemos». Aznar
recordó para ello que es un «superviviente» y «un privilegiado» por
haber salido con vida de un atentado terrorista.
Ante unos 300 cargos electos del PP catalán, Aznar se ratificó
en que «podrán apartarme como han intentado, pero nunca cederé a la
petición de pagar un precio político por la paz». En este sentido,
el presidente del Gobierno señaló que «merece la pena el
sacrificio», aunque reconoció que «no somos héroes ni superhéroes
sino ciudadanos comprometidos por unas ideas sin las que no
hubiéramos resistido».
«Comprendo y comparto vuestro dolor y preocupación, que no puede
convertirse en desánimo», prosiguió Aznar, que advirtió que «no hay
peor enemigo que la rutina», añadió, alentando a los concejales a
no bajar la guardia respecto a las medidas de seguridad que deben
tomar. El discurso de Aznar fue recibido por los comensales con una
larga ovación. Puestos en pie, los cargos electos populares
agradecieron los ánimos del presidente del Gobierno.
En la sala contigua, el secretario general del PSOE, José Luis
Rodríguez Zapatero, se reunía con Pasqual Maragall, José Montilla,
el alcalde de Terrassa y una decena de diputados y dirigentes
socialistas. A pesar de la cercanía, Aznar y Zapatero no se
encontraron.
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