Los cerca de 700 inmigrantes encerrados en varias iglesias de
Barcelona decidieron ayer en asamblea continuar en huelga de hambre
hasta que consigan que el Gobierno regularice su situación. En un
encuentro con los periodistas en la puerta de la iglesia del Pi de
Barcelona, los representantes de los inmigrantes han manifestado su
decepción ante la respuesta dada por la delegación del Gobierno a
sus demandas.
«Queremos respuestas claras, no promesas vagas como las que
hemos recibido hasta ahora», ha dicho el paquistaní Khalid Salimi,
que ha añadido que los inmigrantes encerrados «están nerviosos» y
«se sienten presionados» por las informaciones que el Gobierno está
haciendo llegar a los medios de comunicación. Fuentes de la
delegación del Gobierno señalaron el lunes que la huelga de hambre
es «un chantaje social inaceptable» y pusieron en duda «la
representatividad de quienes hablan en nombre de los
encerrados».
«No pedimos nada ilegal, todo lo que pedimos es legal», ha
insistido Salimi, que ha implorado «un poco de humanidad» a los
representantes del Gobierno. En la asamblea, los inmigrantes han
decidido endurecer la huelga de hambre si no reciben una respuesta
satisfactoria antes del próximo 5 de febrero, un día después de la
manifestación de protesta, prevista para el día 4.
En espera de que los inmigrantes encerrados decidan cómo
concretar este endurecimiento, los representantes de los
inmigrantes han reconocido que están estudiando «las consecuencias
legales de iniciar una huelga de sed».
Por otra parte durante el día de ayer se registraron dos casos
de tuberculosis entre los inmigrantes que mantienen por undécimo
día su huelga de hambre en ocho iglesias de Barcelona, según
indicaron fuentes de la Delegación del Gobierno. Ya son tres la
personas encerradas que han tenido que ser ingresadas por esta
enfermedad en los últimos días.
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