José Luis Rodríguez Zapatero junto a José Bono, presidente de Castilla-La Mancha.

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AGENCIAS-PALENCIA Ésta es, en opinión del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, la sensación que tienen los ciudadanos que ya han empezado a quejarse en la calle de que el Gobierno «no se interesa por sus problemas». Por ello, pidió al Ejecutivo que «tome nota» de este sentimiento y que, ante su «falta de perspectivas», escuche las propuestas que le hacen los socialistas. «Sería bueno que más allá de su discurso frío, monotemático y sin alma, el Gobierno escuchara alguna vez y se diera cuenta de que para construir país hay que tender la mano al diálogo», dijo.

El líder del PSOE aseguró que «Aznar bajó de la tierra hace unos días y ahora se ha tirado al agua en referencia al Plan Hidrológico Nacional "porque cree que es un buen flotador al que agarrarse ante el desastre de su gestión». Reprochó, una vez más, al Gobierno que recurra sistemáticamente a la confrontación y e insistió en el que PSOE no cambiará ni un ápice su forma de hacer oposición. «Vamos a demostrar a la derecha cómo se hace democracia y país siendo oposición, cómo se es tolerante ante la intolerancia, cómo se responde con el diálogo frente al desprecio y con el silencio frente a las bajezas», aseveró Zapatero.

Rodríguez Zapatero, no sólo negó que exista el más mínimo atisbo de crisis interna en su partido, sino que aseguró que entre todos los socialistas hay una «unidad sincera y muy intensa» respecto al proyecto que el PSOE tiene para España. En este punto, el líder socialista subrayó que «todo» el partido, desde la dirección federal hasta los presidentes autonómicos van a trabajar para conseguir una España «plena» y aportar soluciones a los problemas de los ciudadanos ampliando los mecanismos de participación democrática.

Zapatero centró su discurso en lo que denominó la «España pendiente» que queda por configurar después del «gran tránsito constitucional» y que, según dijo, consiste en la definición de un «comportamiento interno pacífico y de suma». Para ello, apostó por «enriquecer el patriotismo constitucional» construyendo una «España plural y cohesionada» que permita que todos los ciudadanos sientan ese patriotismo independientemente de la comunidad autónoma en la que viven. Además, subrayó que hay que hacerlo «con ejemplos y actitudes, intentando convencer mediante el diálogo a los que no piensan como uno y no propiciando la confrontación».