Todos los partidos políticos, a excepción de EH, expresaron ayer su
repulsa contra el último atentado de la banda terrorista ETA, que
acabó con la vida del mosso d'Esquadra Santos Santamaría con la
detonación de un coche bomba. La mayoría de las fuerzas
democráticas coincidieron en que con los asesinos no se puede
negociar y sólo cabe el aislamiento de ETA y EH. El presidente del
PNV, Xabier Arzalluz, fue más lejos y auguró una campaña de
atentados contra localidades turísticas de la costa mediterránea
española.
El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, condenó el atentado
y afirmó que, con los asesinos, no vale «el diálogo político ni la
negociación». Señaló que los terroristas «vuelven a equivocarse, si
de verdad piensan que matando a mossos d'Esquadra en Girona o
colocando coches bomba en Valencia, matando a ertzainas, cocineros
o políticos en Euskadi» van a conseguir sus objetivos
políticos.
Además, instó al PNV a que diga si rechaza cualquier
colaboración postelectoral con HB. «No valen los reencuentros con
ETA y HB como añora y pide el señor Arzalluz. «Por tanto, si el PNV
no contesta a esto, está claro que seguirá dando cobertura política
y estará buscando el reencuentro con el mundo de ETA y de HB»,
concluyó.
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero,
invitó a todas las fuerzas políticas a que se unan en la defensa de
los derechos humanos mediante la «acción política diaria», tras el
asesinato en Roses (Girona). El secretario general del PSE-EE,
Nicolás Redondo Terreros, aseguró que el PNV «no tiene nada que
ver» con el «fundamentalismo que existe y que es parte argumentaria
del nacionalismo radical que pone bombas y que menoscaba nuestra
libertad».
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