Las declaraciones de los dirigentes políticos estuvieron ayer
caracterizadas por las reacciones a las palabras pronunciadas el
domingo en la conmemoración del Aberri Eguna por el presidente del
Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xabier Arzalluz, quien señaló que
el Partido Popular «ha resucitado la derecha, la de Cánovas y la de
Franco» porque «hace cuestión de Estado del nacionalismo». Para el
candidato a lehendakari del PP, Jaime Mayor Oreja, del discurso del
presidente del PNV, Xabier Arzalluz, se desprende que este partido
«siente la derrota muy próxima», así como que el «enemigo que
quieren batir los nacionalistas es la salud y la higiene mental de
los vascos».
También desde las filas «populares», su secretario general,
Javier Arenas, acusó a Arzalluz de «tratar de transmitir miedo a la
sociedad», al tener «un gran miedo a perder el poder», y opinó que,
en el acto conmemorativo del Aberri Eguna, quedó claro que «quien
manda en el PNV no es el candidato a lehendakari, Juan José
Ibarretxe, sino Xabier Arzalluz». «Es el acto de un partido
político, de una coalición, que aparece como derrotado y muy
débil», opinó Javier Arenas, para quien el PNV es el «partido del
miedo» y Arzalluz, «el dirigente del miedo». «Como si ETA no
transmitiera suficiente miedo», agregó. En la misma línea se
pronunció el secretario general de los «populares» vascos, Carmelo
Barrio, quien apuntó que la «obsesión enfermiza» del Partido
Nacionalista Vasco con su formación, a través del «discurso del
miedo», refleja «su propio temor a la pérdida del poder».
El candidato al lehendakari socialista, Nicolás Redondo
Terreros, coincidió en destacar que el PNV realizó ayer el discurso
de «la derrota, la desilusión, del miedo y de los fantasmas» que, a
su juicio, pone de manifiesto «el ánimo de un partido que pierde».
Defendió que los nacionalistas «no deben de intentar extender el
miedo, ya que no va a volver el franquismo» y, se dirigió al
lehendakari, Juan José Ibarretxe, para advertirle de que «vuelve a
confundirse cuando hace guiños» a su partido para materializar un
hipotético pacto postelectoral porque, según dijo, «difícilmente»
podrá llegar a un acuerdo con los socialistas quién no renuncie a
la superación del Estatuto de Gernika.
Redondo quiso trasladar a la sociedad vasca una idea de
tranquilidad y de esperanza en el futuro y se mostró convencido de
que las instituciones vascas se consolidarán cuando el PNV las
abandone, partido al que acusó de «patrimonializar» tanto al
Estatuto como a las instituciones. Aseguró que no hay «dos Españas,
en la que una persigue a la otra» y agregó que en 1977 se acabó un
periodo salvo en el País Vasco. Asimismo, Redondo Terreros señaló
que los nacionalistas no asustan al PSE-EE y que en la Euskadi que
su formación quiere lograr sobran los discursos de ayer del «miedo,
las sombras y de quimeras».
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