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La Audiencia Nacional condenó ayer al dirigente etarra Eugenio Echeveste, «Antxon», y a Ignacio Aracama Mendía, «Macario», a diez años y un día y a siete años de cárcel, respectivamente, por pertenencia a banda armada y ha absuelto al arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa, en el llamado «caso Sokoa».

En una sentencia notificada ayer, la Sección Primera de la Sala de lo Penal considera probado que «Antxon», quien negó en el juicio pertenecer a ETA aunque dijo ser «un conocido militante antifascista», «ejercía funciones de relevancia» en la banda terrorista, según la documentación incautada en la cooperativa «Sokoa», en las cercanías de la localidad vascofrancesa de Hendaya. En 1986, el dirigente etarra fue descubierto en esta cooperativa, dedicada a fabricar muebles, un zulo en el que la banda terrorista almacenaba información sobre su actividad, dinero, armas y explosivos.

El Tribunal también tiene en cuenta para condenar a «Antxon» y a «Macario» «la declaración incriminatoria» que prestó en el juicio el etarra arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa, a quien la Audiencia Nacional ha absuelto por primera vez al haber retirado las partes la acusación contra él por pertenencia a banda armada, delito por el que ya está condenado. «Antxon», expulsado a España en 1997 por la República Dominicana donde se encontraba deportado, cumplirá el próximo 9 de agosto cuatro años de prisión preventiva, máximo establecido por la Ley, con lo que al tratarse de una sentencia recurrible ante el Tribunal Supremo, y por lo tanto carente de firmeza, podría quedar en libertad, ya que no tiene más causas pendientes.

No obstante, fuentes jurídicas señalaron que si la sentencia es recurrida, el tribunal, a instancias del fiscal, podría solicitar la prorroga de la cárcel por la mitad de la pena impuesta, con lo que se quedaría en cinco años, y al haber cumplido cuatro en prisión preventiva permanecería sólo un año más privado de libertad, siempre y cuando la sentencia aún no sea firme. La Audiencia Nacional considera probado que en los años ochenta «y con posterioridad» la organización terrorista «se encontraba parcialmente en Francia, donde residían varios de sus miembros principales y donde se creó toda una red de infraestructura, para facilitar la continuación de sus acciones violentas en España».