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EUROPA PRESS-MALMOE Si el Gobierno apuntaba a que el Producto Interior Bruto (PIB) se situaría este año en el 3'6 por ciento, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de economía anunció que la tasa de crecimiento será del 3'2 por ciento, cuatro décimas por debajo de lo esperado. No obstante, recordó que, a pesar de esta reducción, la previsión se mantiene por encima de la media de la Unión Europea. Los partidos de la oposición no han tardado en recriminar al ministro, pidiendo su dimisión por engañar a los ciudadanos.

«La tasa de crecimiento es inferior a la prevista pero claramente por encima de la media europea», explicó Rato, que compareció en rueda de prensa en el marco del Ecofin que se celebra en Malmoe (Suecia). El vicepresidente segundo del Gobierno resaltó que 2001 será el quinto año consecutivo en el que España crece por encima del 3 por ciento, aún habiendo sufrido acontecimientos negativos como la crisis de la economía mundial de 1998, los choques petrolíferos y la crisis económica de este año en tanto en Estados Unidos como en Japón. Rato, que insistió en que el 3'2 por ciento es una previsión de crecimiento con respecto a los países de la zona euro, explicó que el ajuste del incremento se debe a la demanda interna, cuyo consumo privado sufre una ligera desaceleración.

Por su parte, el deflactor del consumo privado se situará alrededor del 2'8 por ciento, siendo la previsión actual de un 2'7 por ciento. Todo ello, conllevará también un menor crecimiento en la creación de empleo, pero, no obstante, se prevé que se mantenga por encima de los 300.000 puestos de trabajo. Las previsiones avanzadas por el Gobierno eran de 382.000 nuevos empleos en el año en curso de 2001.

Por el contrario, destacó que se producirá una desaceleración de las tensiones inflacionistas, a pesar de que el incremento de algunos precios ha alcanzado el 20 por ciento debido a las crisis alimentarias. De cara al comercio exterior, Rato señaló que mejorará el equilibrio comercial gracias a la aportación al crecimiento y aplaudió el saludable comportamiento de la demanda interna.

El deflactor del consumo privado se situará alrededor del 2'8 por ciento, siendo la previsión actual de un 2'3 por ciento. A pesar de todo ello, predijo una recomposición de la situación financiera de las familias, que en los últimos tiempos habían aumentado su endeudamiento debido a la inversión, por ejemplo, inmobiliaria.