El Gobierno asegura desconocer las causas por las que Marruecos ha
llamado a consultas a su embajador en España y rechaza que pueda
hablarse de crisis entre los dos países, pero desde el PSOE se
interpreta esa decisión como respuesta a la posición de España en
torno al Sahara.
La decisión de llamar a consultas a su embajador en Madrid,
Abdesalam Al Baraka, fue anunciada el domingo por el Gobierno
marroquí debido a «ciertas actitudes y posiciones españolas que
conciernen a Marruecos». Sin embargo, el ministro de Exteriores,
Josep Piqué, que asistió ayer en Luxemburgo a un consejo de la UE,
afirmó que se desconocen las causas de esa decisión y subrayó que
España «no ha hecho nada mal» y no puede hablarse de crisis entre
los dos países.
Tras confiar en que este asunto se resuelva lo antes posible,
agregó que el Gobierno sigue trabajando para que la reunión de alto
nivel prevista para finales de diciembre sea un éxito e insistió en
que desconoce los elementos que hayan podido surgir en estos
últimos días como para explicar esa reacción.
Hizo hincapié en que «España no ha hecho nada mal, al contrario,
España hace siempre lo que tiene que hacer y en el caso de los
debates en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respecto al
tema del Sahara Occidental ha mantenido la posición correcta, y
desde luego "precisó" la va a seguir manteniendo».
Opinión distinta es la de la secretaria de Política
Internacional del PSOE, Trinidad Jiménez, quien considera que la
retirada del embajador marroquí responde a la posición expresada
por España en torno al acuerdo marco para el Sáhara.
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