El Congreso de los Diputados aprobó ayer la renovación del Consejo
General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional y del
Tribunal de Cuentas. Todos los candidatos propuestos superaron con
holgura los tres quintos de la Cámara que necesitaban para ser
nombrados, a pesar de la oposición de los nacionalistas catalanes y
vascos y de buena parte del Grupo Mixto. No obstante, como la
votación fue secreta, el modo en que protestaron estos partidos no
quedó nítido en la Cámara.
En las tres elecciones, el voto fue individual y secreto. En
primer lugar se celebró la votación para elegir a los cuatro
candidatos pactados por PP y PSOE para el Tribunal Constitucional.
El más votado fue el presidente del CGPJ, Javier Delgado Barrio,
con 299 votos. Elisa Pérez Vera logró 297, Eugenio Gay Montalvo 295
y Roberto García Calvo, el nombre más polémico de la lista, se
quedó con 279.
Esta diferencia de quince votos entre Delgado Barrio y García
Calvo podría ser debida a las reticencias de algunos
parlamentarios, sobre todo socialistas, hacia el segundo por su
trayectoria en el periodo preconstitucional y por sus continuas
polémicas.
A continuación el Pleno del Congreso votó a los diez candidatos
para el nuevo CGPJ. La elección se hizo en dos votaciones con urna,
una para los magistrados seleccionados de los magistrados
promovidos por el mundo judicial, y otra para los juristas de
reconocido prestigio propuestos por los grupos parlamentarios y
pactados por PP y PSOE. En la primera urna, hubo 12 votos en
blanco, 6 nulos y 21 ausencias, mientras que en la segunda se
contabilizaron 14 en blanco, cuatro nulos y 18 ausencias.
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