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El PP considera que el «caso Gescartera» es una «gran estafa» en la que, por acción u omisión, tienen responsabilidad determinados clientes de la agencia, la auditora que revisó sus cuentas, las entidades financieras que operaron con ella y la Fundación ONCE, que se iba a convertir en el accionista de referencia, pero exculpa al Gobierno. Por ello, el Grupo Parlamentario del PP propone, en sus conclusiones, mejorar los mecanismos de control y de funcionamiento de la CNMV, de las auditoras, de la Agencia Tributaria y de los bancos.

En su propuesta de conclusiones de la comisión de investigación, presentada ayer en el Congreso de los Diputados, el PP exime de culpa al Gobierno, que no tuvo conocimiento de las visicitudes de la empresa de Antonio Camacho «ni pudo tenerlo». Así, cree que no existen responsabilidades políticas «adicionales» a las asumidas con las dimisiones de Enrique Giménez-Reyna (secretario de Hacienda) y Pilar Valiente (presidenta de la CNMV), y los ceses de los responsables de las inversiones de las empresas públicas SAES y Cetarsa, las que consideran suficientes.

Como explicó el portavoz del PP en la comisión parlamentaria, Vicente Martínez-Pujalte, para el grupo mayoritario «ni de la documentación ni de las comparecencias se ha desprendido implicación alguna, ni directa ni indirecta, de algún miembro del Gobierno, ni de ningún otro alto cargo, en el devenir de la empresa Gescartera o de las empresas ligadas a ella». «Por tanto, no existe ninguna responsabilidad política adicional (a las ya asumidas)», añade el PP.

Por su parte, representantes del PSOE, IU, PNV y Grupo Mixto en la comisión tienen previsto mantener hoy un primer encuentro para analizar la posibilidad de presentar un texto conjunto con una visión alternativa al diagnóstico planteado por el PP.