El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, aseguró ayer que el
Gobierno está dispuesto a mantener una reunión de alto nivel con
Marruecos para solucionar el actual conflicto, que sigue sin querer
calificar como crisis. Sin embargo, antes considera vital el
regreso del embajador marroquí. Según el presidente de la región de
Rabat-Zaer, Abdelkevir Berkia, este retorno se producirá «en
breve», aunque, por el momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores
no tiene constancia de ello.
El Gobierno desea que Marruecos «restablezca las vías
diplomáticas y políticas» cuanto antes, para lo cual es
imprescindible el regreso del embajador a Madrid. Piqué dijo que no
se ha impuesto ningún plazo o ultimátum o Marruecos, pero sí dijo
que, «si existen problemas, la mejor forma de solucionarlos es
discutirlos».
«Cuanto antes vuelva el embajador de Marruecos y antes podamos
mantener una reunión de alto nivel, mejor para todos», dijo el jefe
de la diplomacia española. Este regreso podría producirse pronto,
tal y como dijo el presidente de la región de Rabat-Zaer,
Abdelkevir Berkia. «Regresará en breve», dijo, porque España y
Marruecos «son como hermano y por ello existen problemas, pero, al
final, están condenados a entenderse».
Pese a estas palabras, ni Asuntos Exteriores ni la embajada
española en Rabat tienen constancia de que Abdesalam Baraka, que
fue llamado a consultas el pasado 27 de octubre, vaya a regresar en
breve a Madrid. Por el momento, y aunque en el Gobierno existe la
confianza de que regrese en breve, no se ha producido ninguna
comunicación oficial que apunte al final de esta crisis. Piqué no
quiso, de todos modos, que se utilice el término «crisis». Según
explicó, «las relaciones con Rabat siguen incólumes en muchos
ámbitos, y no hay congelación de ninguna política».
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