Ibarretxe y Oreja se saludan al inicio de la manifestación celebrada tras el funeral por Lidón.

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AGENCIAS-LONDRES/MADRID El jefe del Ejecutivo, al ser preguntado por su ausencia, el jueves, en el funeral y posterior manifestación convocada en el País Vasco en rechazo al asesinato por ETA del magistrado José María Lidón, subrayó que lo que hay que lamentar y condenar, esencialmente, es la acción terrorista que acabó con la vida del juez. Insistió al respecto en que lo que le preocupa es que se haya asesinado a una persona que estaba al servicio de la Administración de Justicia y se encargaba de defender las libertades y derechos de los españoles. Tras esas consideraciones, el presidente del Gobierno hizo hincapié en que lo que le preocupa principalmente, en estos momentos, es la familia del magistrado asesinado y que se puedan recuperar de la acción terrorista que han vivido.

Añadió que nunca actuará de forma contraria a lo que supongan los planteamientos de las familias de los asesinados e insistió en su explicación de que no acudió al funeral por respetar el sentimiento de la familia del juez Lidón y «por razones estrictas de seguridad». «Cualquier otra interpretación, para alguien que, desgraciadamente ha asistido a demasiados funerales de víctimas del terrorismo, me parece, sencillamente, miserable», reiteró Aznar. En cualquier caso, la versión ofrecida por Aznar y otros miembros del Gobierno se contradice frontalmente con la dada por una de las hermanas del magistrado asesinado por ETA. Según una información de Catalunya Radio, Rosa María Lidón rechazó que la falta de seguridad fuera el motivo por el que Aznar no estuvo ayer en la localidad vizcaína de Getxo. Aunque no quiso que su voz se emitiese en antena, explicó que La Moncloa exigió que Aznar estuviese en la primera fila porque el presidente «se pone donde quiere o donde considera más oportuno».

La familia se negó, y se mostró incluso dispuesta a suspender los funerales. Por este motivo, desde La Moncloa se decidió «no forzar la situación y evitar la presencia de Aznar en los funerales, alegando motivos de seguridad». El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, dio una versión algo diferente. Según explicó, «la familia manifestó su deseo de que quería limitar la presencia institucional». Después de conocer la versión de la familia de la última víctima de ETA, el ministro de la Presidencia, Juan José Lucas, siguió manteniendo la explicación inicial. «Las más altas responsabilidades deben estar guardadas, y la Secretaría General entendió que una muchedumbre sin lugar concreto para estar y sin asignación de los servicios de seguridad no tenía las garantías suficientes para que estuviera el presidente del Gobierno», dijo.

«No hay que darle más vueltas», dijo Piqué. Sin embargo, ha habido críticas a la ausencia de Aznar en el funeral. El consejero de Justicia del Gobierno vasco, Joseba Azkarraga, lamentó este hecho si se debe «a que no tenía un espacio especial». El secretario general de EA, Gorka Knörr, aseguró que, con esta actitud, Aznar demostró que antepone «su protagonismo al dolor y la solidaridad con las víctimas». Incluso desde el PSE se ha criticado la ausencia de Aznar. Rodolfo Ares aseguró que Aznar se equivocó al no acudir a Getxo, puesto que los demás líderes políticos sí estuvieron allí «sin ningún problema de seguridad».