El jefe del Ejecutivo, al ser preguntado por su ausencia, el
jueves, en el funeral y posterior manifestación convocada en el
País Vasco en rechazo al asesinato por ETA del magistrado José
María Lidón, subrayó que lo que hay que lamentar y condenar,
esencialmente, es la acción terrorista que acabó con la vida del
juez. Insistió al respecto en que lo que le preocupa es que se haya
asesinado a una persona que estaba al servicio de la Administración
de Justicia y se encargaba de defender las libertades y derechos de
los españoles. Tras esas consideraciones, el presidente del
Gobierno hizo hincapié en que lo que le preocupa principalmente, en
estos momentos, es la familia del magistrado asesinado y que se
puedan recuperar de la acción terrorista que han vivido.
Añadió que nunca actuará de forma contraria a lo que supongan
los planteamientos de las familias de los asesinados e insistió en
su explicación de que no acudió al funeral por respetar el
sentimiento de la familia del juez Lidón y «por razones estrictas
de seguridad». «Cualquier otra interpretación, para alguien que,
desgraciadamente ha asistido a demasiados funerales de víctimas del
terrorismo, me parece, sencillamente, miserable», reiteró Aznar. En
cualquier caso, la versión ofrecida por Aznar y otros miembros del
Gobierno se contradice frontalmente con la dada por una de las
hermanas del magistrado asesinado por ETA. Según una información de
Catalunya Radio, Rosa María Lidón rechazó que la falta de seguridad
fuera el motivo por el que Aznar no estuvo ayer en la localidad
vizcaína de Getxo. Aunque no quiso que su voz se emitiese en
antena, explicó que La Moncloa exigió que Aznar estuviese en la
primera fila porque el presidente «se pone donde quiere o donde
considera más oportuno».
La familia se negó, y se mostró incluso dispuesta a suspender
los funerales. Por este motivo, desde La Moncloa se decidió «no
forzar la situación y evitar la presencia de Aznar en los
funerales, alegando motivos de seguridad». El ministro de Asuntos
Exteriores, Josep Piqué, dio una versión algo diferente. Según
explicó, «la familia manifestó su deseo de que quería limitar la
presencia institucional». Después de conocer la versión de la
familia de la última víctima de ETA, el ministro de la Presidencia,
Juan José Lucas, siguió manteniendo la explicación inicial. «Las
más altas responsabilidades deben estar guardadas, y la Secretaría
General entendió que una muchedumbre sin lugar concreto para estar
y sin asignación de los servicios de seguridad no tenía las
garantías suficientes para que estuviera el presidente del
Gobierno», dijo.
«No hay que darle más vueltas», dijo Piqué. Sin embargo, ha
habido críticas a la ausencia de Aznar en el funeral. El consejero
de Justicia del Gobierno vasco, Joseba Azkarraga, lamentó este
hecho si se debe «a que no tenía un espacio especial». El
secretario general de EA, Gorka Knörr, aseguró que, con esta
actitud, Aznar demostró que antepone «su protagonismo al dolor y la
solidaridad con las víctimas». Incluso desde el PSE se ha criticado
la ausencia de Aznar. Rodolfo Ares aseguró que Aznar se equivocó al
no acudir a Getxo, puesto que los demás líderes políticos sí
estuvieron allí «sin ningún problema de seguridad».
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