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El nuevo presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga, ha irritado tanto al Gobierno vasco con sus declaraciones que desde Ajuria Enea los tres socios del Ejecutivo vasco piden ya su dimisión cuando acaba de aterrizar en su nuevo cargo. PNV, EA e IU-EB interpretan las palabras del magistrado como un ataque frontal contra las autoridades vascas y le acusan, como dijo ayer el consejero de Justicia vasco, Joseba Azkarraga, de ser un «árbitro comprado que va actuar a las órdenes» del Gobierno de José María Aznar.

El líder de IU-EB, Javier Madrazo, cree que las declaraciones del magistrado responden a una estrategia del Gobierno, por ello acusó a Aznar, de orquestar una campaña contra las instituciones vascas. Los tres partidos de Ajuria Enea coinciden en condenar las declaraciones de Jiménez de Parga, en las que señaló que, en Estados Unidos, no hay ningún «lehendakari de Oklahoma o Nevada» que plantee discrepancias a la política antiterrorista del Gobierno de Bush, «ni diga que están invadiendo sus competencias».

Desde el PNV, el portavoz de los nacionalistas en el Congreso, Iñaki Anasagasti, exigió disculpas de Jiménez de Parga por sus manifestaciones «despectivas». El dirigente vasco advirtió que esto es sólo un aperitivo de lo que le viene encima a Euskadi desde el Tribunal Constitucional. Según Anasagasti, el magistrado ha sido elegido por su conocido «antinacionalismo beligerante» y seguirá «en esta línea de ataques a las instituciones vascas».