La manifestación se detuvo un momento ante el lugar en el que fueron asesinados los dos jóvenes ertzainas.

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EFE-BEASAIN La marcha partió a las 19.30 horas del Consistorio y, tras recorrer en silencio algunas calles céntricas de la localidad, se detuvo unos minutos en el cruce donde fueron asesinados los agentes y concluyó ante la comisaría de la Ertzaintza. Tras una pancarta con el lema en euskera «Paz y libertad. ETA no», encabezaban la protesta el vicepresidente primero y ministro del Interior, Mariano Rajoy; el lehendakari, Juan José Ibarretxe; el diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe; el alcalde de Beasain, Jon Jauregi; y el consejero de Interior, Javier Balza, además del presidente de la Junta de Andalucía y presidente del PSOE, Manuel Chaves, y los secretarios generales de UGT de Euskadi y ELA, Carlos Trevilla y José Elorrieta, respectivamente.

También se sumaron a la multitudinaria manifestación el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, y los dirigentes del PNV, Xabier Arzalluz; del PP, Carlos Iturgaiz y Mayor Oreja; del PSE/EE, Nicolás Redondo; de EA, Begoña Errazti, y de IU/EB, Javier Madrazo, entre otros. Cuando la manifestación llegó al cruce de la carretera nacional N-I donde fueron asesinados los agentes, en una de cuyas isletas había una ikurriña con crespón negro y numerosos ramos de flores, los manifestantes se detuvieron unos minutos y aplaudieron antes de reanudar la marcha, momento en que se escuchó algún grito de «Gora gure Ertzaintza. Aurrera» (Viva nuestra Ertzaintza. Adelante).

La manifestación finalizó frente a la comisaría de la Ertzaintza, donde el alcalde de Beasain, Jon Jauregi, leyó la moción aprobada por el Consistorio, en la que se destaca que «los vascos jamás aceptarán la imposición de un proyecto en contra de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía». El último atentado de ETA ha sido acogido de forma muy diferente por los tres principales partidos políticos vascos. Desde el PNV, tanto el lehendakari, Juan José Ibarretxe, como su presidente, Xabier Arzalluz, dirigieron sus mensajes a la banda terroristas. El lehendakari advirtió de que no habrá impunidad para sus crímenes, mientras que Arzalluz destacaba que la banda terrorista está matando a gente nacionalista querida por el pueblo.