El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía,
Rodrigo Rato, aseguró ayer que el nuevo impuesto sobre los
carburantes que comenzará a aplicarse el 1 de enero de 2002
supondrá un incremento de dos décimas en la inflación. El titular
de Economía cree que este es un buen momento para llevar a cabo la
medida por la reducción de la inflación y del precio de la energía.
Rato explicó que no ha aumentado el impuesto de hidrocarburos en
situaciones «peores» para que no repercutiera en la inflación.
Además el ministro de Hacienda advirtió a las comunidades que, si
no aplican el impuesto, no recibirán financiación adicional de los
Presupuestos Generales del Estado.
Rato aprovechó su intervención en unas jornadas sobre la
economía española organizadas por 'The Economist' para defender el
nuevo impuesto sobre la gasolina. El ministro asegura que este
momento es apropiado para llevar a cabo la medida, ya que hay una
reducción de la inflación y del precio de la energía, en un marco
en el que la financiación de la sanidad «beneficia a todos los
ciudadanos, especialmente de rentas bajas». Por eso, calificó de
«sorprendente» la oposición del PSOE a esta medida, «un objetivo
que el Gobierno debe defender». El titular de Economía criticó
además el incumplimiento del acuerdo de Política Fiscal y
Financiera del pasado mes de julio por parte de los socialistas,
algo que calificó de «una falta de seriedad notable».
En su opinión, la oposición del PSOE «puede parecer cómoda desde
el punto de vista del debate político», pero es «imprescindible»
financiar la sanidad. Rato recordó que, cuando el PP llegó al
Gobierno, la sanidad estaba en una situación de quiebra, mientras
que en la actualidad se encuentra «suficientemente financiada» y es
un servicio público y una política social «de primera
magnitud».
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