Los diputados socialistas corearon, con las manos en alto, el grito «manos arriba, esto es un atraco».

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Como los populares rechazaron ayer todas las enmiendas de CiU que, por error, aceptaron en el Senado, los nacionalistas catalanes se abstuvieron en la votación presupuestaria, aunque apoyaron la financiación autonómica. El resto de la oposición (PSOE, PNV, IU y grupo mixto) se negó a votar y lo hizo de forma ostentosa, levantando las manos en el momento en que debían apretar el botón, en protesta a la actitud del PP en la tramitación de las leyes.

De esta forma el pleno del Congreso aprobó definitivamente los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2002, la Ley de Acompañamiento, la nueva Ley Orgánica sobre Financiación de las CC AA y la norma que le acompaña, tras votarse las enmiendas que el Senado introdujo en todas ellas. Aunque CiU sí participó en las votaciones, sus portavoces expresaron su malestar por el «preocupante» procedimiento utilizado por el Gobierno para modificar los proyectos de ley, a través del Senado.

Según Padrol, la posición de CiU fue «ambivalente», pues apoyó las leyes de financiación autonómica pero se abstuvo en la mayoría de las votaciones de Presupuestos y Acompañamiento como forma de expresar su malestar por el uso que ha hecho del Senado el PP, introduciendo en la cámara alta modificaciones de calado en las normas para evitar su debate en el Congreso.

Los diputados de PSOE, IU, PNV y grupo mixto renunciaron a participar en las votaciones, alzando las manos para expresar gráficamente su protesta y no participar en la votación. El 'boicot' a la tramitación en el Congreso de las enmiendas del Senado se puso de manifiesto también durante el debate, en el que los portavoces de estos grupos declinaron entrar en la discusión de fondo, limitándose a criticar lo que consideran un uso abusivo de la cámara alta por parte del Gobierno del PP para cambiar sustancialmente proyectos muy relevantes.

Así, el portavoz del PSOE, Jesús Caldera, denunció la actuación de los populares, reflejo de un «patriotismo excluyente» y en la que se trata a la oposición como a «vencidos». El portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, afirmó por su parte que, con «numeritos» como su negativa a participar en la votación final de los Presupuestos para 2002 y del modelo de financiación autonómica, el Partido Socialista se está convirtiendo «en el séquito de minorías marginales».