Con un «queridos compañeros», el Rey inició el discurso con el que,
cada año, como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, se dirige a los
representantes de los distintos estamentos castrenses para abordar
las líneas maestras en que se mueve la Defensa española. En el
Salón del Trono del Palacio Real, el Rey estuvo acompañado en este
acto, instituido hace 220 años por Carlos III, por la Reina y el
príncipe de Asturias, así como por el presidente del Gobierno, José
María Aznar, y los ministros de Defensa, Federico Trillo, e
Interior, Mariano Rajoy.
Las misiones y cometidos que abordará en los próximos años la
Defensa han de contribuir -afirmó don Juan Carlos- a «la
satisfacción de los intereses nacionales» y también a «la
protección de los derechos fundamentales de los españoles». Las
Fuerzas Armadas, dijo el Rey, «son un importante instrumento de la
política exterior del Estado», y para ello la Directiva de Defensa
Nacional permitirá «una mejor adaptación a los compromisos que nos
exige nuestra plena integración en la OTAN».
Don Juan Carlos recordó los «brutales atentados terroristas» del
pasado 11 de septiembre en Estados Unidos y dijo que, como
contrapartida, han traído «un cambio cualitativo y cuantitativo en
la cooperación de todas las naciones contra el terrorismo y sus
patrocinadores».
Don Juan Carlos no olvidó en sus palabras, desde luego, aludir
al «intento desesperado» del terrorismo en España por imponer sus
«criterios totalitarios», y afirmó la «firme voluntad» de la
sociedad de «mantener a toda costa el Estado de Derecho».
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