Los vocales progresistas explicaron en rueda de prensa las discrepancias que mantienen con la mayoría del Consejo del Poder Judicial.

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Ambos sectores mantuvieron un duro enfrentamiento tras la reunión. El sector minoritario denunció el 'rodillo' de los vocales conservadores, que negaron esta situación. Los ocho vocales elegidos a propuesta de PSOE e IU denunciaron una «crisis del modelo constitucional» de la institución por el modo de actuar de los vocales conservadores, a los que acusaron de «aplicar el rodillo». El vicepresidente del CGPJ, Fernando Salinas, encabezó estas protestas y aseguró que no pretenden paralizar la institución, sino «denunciar ante la opinión pública, los partidos políticos y los integrantes del pacto por la Justicia que se nos está impidiendo el leal y fiel cumplimiento de nuestras funciones».

Salinas aseguró que la reunión se desarrolló en un «mal clima» que no se reduce sólo a los nombramientos de las cuatro vacantes que faltaban por cubrir en el Supremo, aunque destacó que ninguno de los candidatos propuestos por el sector minoritario ha obtenido el apoyo necesario. «Las decisiones vienen tomadas y a veces las vemos en la prensa antes de que las podamos discutir».

La protesta del sector progresista motivó un retraso de dos horas sobre el horario previsto en la reunión del Pleno del máximo órgano judicial. Estos ocho vocales apelaron al presidente de la institución, Francisco José Hernando de Santiago, para que mediara en el conflicto y restableciera el consenso. José Antonio Alonso, vocal progresista, dijo que se prestó a mediar, pero «los frutos no fueron los deseados por nosotros».

Adolfo Prego, elegido a propuesta del PP, rechazó la acusación de 'rodillo'. «El origen de esta irritación, se vista como se vista, es que el sector conservador ha llevado al Supremo a la primera mujer», dijo, a pesar de que María Angeles García destacó que «un día grande para la mujer no lo ha sido del todo» porque había candidatos de su grupo «muy próximas al PP», como Silvia Sanz, que no obtuvieron el apoyo de la mayoría. Prego dijo que el estilo de su grupo es «llegar a acuerdos, pero el consenso no consiste en un reparto de cartas, sino en encontrar lo común en lo variado». Por eso, dijo que «las cosas no son, no han sido ni van a ser como ellos las pintas». El vocal explicó que hay varios ejemplos que demuestran las discrepancias entre ambos sectores, entre ellos la renovación de más de 40 letrados del CGPJ, que, según dijo, habían terminado su contrato, «y había que dejar entrar a gente nueva».

El caso es que, pese al enfrentamiento, el Consejo eligió por mayoría a los cuatro magistrados vacantes para el Supremo. José Manuel Maza Martín y Miguel Colmenero irán a la Sala de lo penal, y Agustín Puente Prieto irá a la Sala de lo Contencioso-Administrativo. María Milagros Calvo Ibarlucea, actualmente destinada en la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y miembro de la Asociación Profesional de la Magistratura, ocupará la vacante dejada por Fernando Salinas en la Sala de lo Social. Las asociaciones de jueces discreparon sobre la protesta de los vocales de la minoría del Consejo del Poder Judicial que denunciaron el «rodillo» que ejercen los de la mayoría, aunque coincidieron al aplaudir el nombramiento de la primera mujer como magistrada del Tribunal Supremo en la historia.