El ex dirigente etarra José Javier Arizkuren Ruiz, alias
'Kantauri', fue expulsado ayer del primer juicio que se celebra
contra él en España, por el intento de asesinato del Rey Juan
Carlos I en agosto de 1995 en Palma. El terrorista se negó a
participar en el juicio y con el puño en alto proclamó que no
reconocía al tribunal y ni se sentó en el banquillo. Cuando el juez
ordenó su expulsión de la Sala, 'Kantauri' gritó: «¡Gora ETA
militarra!» («¡Viva ETA militar!») El presidente de la Sala,
Fernando García Nicolás, se vió obligado a expulsar al acusado
porque, cuando el juez le informaba de sus derechos, 'Kantauri' se
negó a permanecer sentado e interrumpió al juez hablando en
euskera.
«Yo sólo quiero decir dos cosas: que no acepto a este tribunal y
que no quiero participar en este circo. No quiero ser defendido por
mi abogada, ni ejercer el derecho de defensa. Me quiero ir de la
Sala», espetó al llegar a la misma. El presidente del tribunal
ordenó su expulsión y el etarra aprovechó para gritar su viva a
ETA. El teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Santos, que
solicita un total de 37 años de cárcel y 12 meses de multa para él
como inductor y cooperador necesario en el intento de atentado
contra el Rey, leyó las preguntas que tenía pensado formular al
acusado y solicitó que el terrorista esté presente mañana en la
segunda sesión, para que no la defensa no pueda utilizar la nulidad
del proceso por ausencia del acusado.
Quien sí declaró, como testigo, fue el etarra Juan José Rego
Vidal, que asumió su responsabilidad en el intento de atentado y
recordó que, por ello, había sido ya condenado a 38 años de
prisión. Sin embargo, no contestó a ninguna pregunta referente
'Kantauri'. El etarra ratificó las declaraciones que hizo ante la
Policía, en las que reconoció a Arizcuren como el cabecilla de la
operación. Rego afirmó que en la elección del Rey Juan Carlos I
como objetivo intervino el también dirigente 'Iñaki de Rentería', y
añadió que la cúpula etarra no les puso una fecha límite para
cometer el atentado.
El segundo de los testigos, Ignacio Rego Sebastián, hijo del
anterior, alegó que cuando fue detenido en Palma el verano de 1995
estaba «haciendo turismo» y no quiso reconocer ninguna de sus
declaraciones policiales y ante el juzgado. El tercer miembro del
comando, José García Sertucha, señaló nada más sentarse en el
banquillo que no quería declarar, por lo que el magistrado le
advirtió de que podría estar incurriendo en otro delito. En ese
momento, el testigo gritó en euskera «Dale duro hasta ganar. ¡Viva
ETA!»
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