Gil volverá a sentarse en el banquillo de los acusados el 25 de abril.

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La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, que solo facilitó ayer el fallo y que en próximos días hará pública la sentencia, confirma así la resolución de la Audiencia Provincial de Málaga del 10 de octubre de 2000 que le enjuició por el supuesto desvío de 450 millones de pesetas al Atlético de Madrid. La defensa del alcalde marbellí, que ejerce el abogado Horacio Oliva, indicó que aunque no conoce el contenido de la sentencia porque no le ha sido notificada todavía, la recurrirá probablemente ante el Tribunal Constitucional y, en este caso, pedirá la suspensión de la ejecución de la condena mientras se resuelve este recurso. Por su parte, Gil ha anunciado que el próximo lunes valorará personalmente en una conferencia de prensa en Madrid esta decisión judicial.

Gil, que se mostró muy tranquilo, aseguró que seguirá trabajando para este municipio «hasta que el pueblo diga que no», porque «no pasa nada y todo sigue igual». El alcalde, que gobierna el Ayuntamiento de Marbella con mayoría absoluta desde 1991, dijo que sus concejales también se encuentran tranquilos, ya que «hablo con ellos todos los días y conocen la verdad» y aseveró que el Grupo Independiente Liberal (GIL), que él preside, se presentará en las próximas elecciones municipales, «con o sin mí», apostilló. La Fiscalía Anticorrupción pidió durante el juicio que Gil fuera condenado a 29 años y medio de cárcel y a 74 años de inhabilitación, además de por prevaricación y tráfico de influencias, por los delitos de malversación y falsedad.

El Supremo ha decidido rechazar tanto el recurso del fiscal como el de las diferentes partes a la sentencia de la Audiencia de Málaga, que especificaba que la inhabilitación era «para el cargo público de alcalde de Ayuntamiento u otro análogo y honores que lleve aparejados». La Audiencia Provincial consideró probado que Gil decidió concurrir a las elecciones municipales de Marbella en 1991, siendo presidente del Atlético, y «sin contar con autorización del Ayuntamiento ni consultarlo con sus órganos rectores» puso en las camisetas de los jugadores del club rojiblanco en anagrama de Marbella «y así lograba obtener una propaganda electoral de cara a los ciudadanos».

Posteriormente, según la sentencia, Gil junto al ex primer teniente de alcalde marbellí Pedro Román, «acordaron que los jugadores siguieran luciendo el logotipo de Marbella, patrocinio que sería retribuido con cargo a los fondos municipales sin consulta ni autorización alguna de los órganos municipales competentes ni intervención del secretario municipal». El tribunal calificó la decisión de poner el logotipo de Marbella en las camisetas de «una elección interesada», «elegida de modo caprichoso» y consideró que con ello «se infringió el principio de legalidad presupuestaria».