Los dos presuntos etarras detenidos ayer cerca de Toulouse
(Francia) formaban un comando itinerante que pretendía pasar a
España este fin de semana para cometer atentados contra objetivos
concretos en Guipúzcoa y, posiblemente después, en otras zonas del
territorio español. Los terroristas querían hacer estallar un coche
bomba, probablemente en San Sebastián, en respuesta por la
detención de los etarras Olarra y Múgica.
Los dos detenidos, quienes están en proceso de identificación,
portaban en el momento de su arresto, en la localidad de
Bagneres-de-Luchon, documentación falsa, armas, material
electrónico y documentación «operativa» que analizan las fuerzas de
seguridad francesas. «Estamos en condiciones de afirmar», dijo el
ministro Acebes, «que, de la documentación que hasta este momento
ya hemos podido analizar, se trata de un comando operativo de ETA
que se encontraba preparado para pasar a España en las próximas
horas y que iba a cometer atentados también en los próximos días,
es decir, de manera inminente».
Este comando itinerante tenía «objetivos concretos» y «diversos»
en Guipúzcoa, «aunque hay documentación que también indicaría que
después podrían desplazarse a otras partes de España». Según el
ministro del Interior, «se trataba de atentados inminentes que
estaban diseñados para que en los próximos días se ejecutasen, y
afortunadamente hemos conseguido detenerlos seguramente horas antes
de que se produjesen». Reconoció que entre la documentación hallada
en poder de los detenidos figuraban mapas de algunas ciudades
españolas. En concreto los dos etarras disponían de mapas de Madrid
y Valencia.
Fuentes de la investigación comentaron que la intención de los
terroristas, que pretendían atentar «sobre todo» con explosivos,
era entrar en España por la frontera de Huesca. Los terroristas
son, según los primeros datos, «legales» (no fichados) de ETA e
iban a cometer los atentados este fin de semana. Aún se desconoce
la identidad de los dos detenidos, que fueron sorprendidos en torno
a las 13.00 horas por la policía cuando se disponían a abandonar el
apartamento, que había sido alquilado recientemente, añadieron. Las
huellas dactilares y las fotografías de ambos, que rondan entre la
veintena y la treintena de edad, han sido enviadas a los servicios
antiterroristas españoles para tratar de identificarles.
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