El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, sugirió ayer la posibilidad
de que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, convoque de nuevo
elecciones anticipadas en un intento de conseguir el respaldo de la
ciudadanía vasca a su proyecto nacionalista. El vicepresidente
primero del Gobierno, Mariano Rajoy, no dio demasiada credibilidad
a esta propuesta y aseguró que lo que debe hacer el lehendakari es
retirar un proyecto que sólo ha suscitado el apoyo de PNV, EA y el
sindicato ELA en la ronda de contactos.
Arzalluz cree que Ibarretxe podría convocar unas nuevas
elecciones autonómicas «como una moción de confianza», siempre que
los partidos políticos descarten debatir el plan del lehendakari.
Según dijo, así se sabría «qué piensan los votantes sobre un
planteamiento, porque no hay otro», aunque se mantenga «la
crispación, la imposición del PP al PSOE». Ésta es la segunda vez
que Arzalluz plantea aspectos que rompen la propuesta de
Ibarretxe.
Esta misma semana, el presidente peneuvista sugirió convocar la
consulta popular prometida por el lehendakari, aunque no se den las
condiciones planteadas en el plan, es decir, un escenario de no
violencia y el acuerdo primero del Parlamento vasco y después de
las Cortes Generales. No obstante, ayer precisó sobre este punto
que «Ibarretxe ha planteado la consulta en ausencia de violencia y
así será». La respuesta del Gobierno ha sido contundente.
El vicepresidente primero, Mariano Rajoy, dijo que no hay que
dar mucha credibilidad a estas palabras. «No deja de tener su
gracia», dijo, «que se apele a la sociedad civil» en la ronda de
contactos que convocó el lehendakari, «y cuando el resultado de
esas consultas no les conviene» quieran la opinión directa de la
ciudadanía. «Yo no creo que deba convocar elecciones», dijo Rajoy,
sino asumir «la salida más digna y democrática», que es retirar su
plan.
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