El presidente de la entidad emisora, Wim Duisenberg, explicó en
la rueda de prensa mensual que la primera reducción de las tasas
del BCE en trece meses obedece al descenso de las presiones
inflacionistas en el área, observado recientemente, y a la
desaceleración económica confirmada por las estadísticas
comunitarias ayer. En el peor de los casos, estas previsiones
auguran una contracción del 0,2 por ciento de la economía de la
zona euro en el primer trimestre de 2003.
«Las tensiones geopolíticas con potenciales repercusiones para
el precio del petróleo, la evolución de los mercados financieros,
la desaceleración de la economía mundial y el persistente
desequilibrio global son todos ellos factores que pesan
negativamente sobre la confianza y tienen efectos negativos sobre
el consumo en el área euro», dijo el banquero holandés.
Justificó el retraso de un mes en reducir los tipos en la
necesidad de preparar bien a los mercados para esta medida y
describió un escenario internacional bastante sombrío. La decisión
de hoy había sido anticipada por la mayoría de los observadores y
los mercados financieros, pese a algunas reticencias en el seno del
órgano rector de la entidad a ceder a las presiones de países con
un bajo crecimiento económico, como Alemania, que está rozando la
recesión, y que requiere un precio bajo del dinero.
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