Algunos voluntarios mallorquines sufrieron mareos en las costas de Muxía. Foto: Joan Torres.
18/12/02 0:00
Pep Roig y Joan Torres. Enviados especiales.
La mar arbolada del Atlántico, el fuerte viento y la lluvia intermitente recibieron en Touriñan al grupo de 50 voluntarios mallorquines que habían sido destinados a esa zona, los primeros en pisarla después del hundimiento del 'Prestige'. Asombrados vieron como una espesa mancha de color bailaba sobre las olas hasta saltar sobre las rocas y dejarlas teñidas de muerte. Ése era el reto. Nada que ver con la experiencia del día anterior. Pero esa amenazante propuesta no arrugó a nadie, al contrario, pues no hubo tregua entre la llegada del autocar y el ataque a la carroña que impregnaba las piedras y contaminaba el aire.
La mar arbolada del Atlántico, el fuerte viento y la lluvia intermitente recibieron en Touriñan al grupo de 50 voluntarios mallorquines que habían sido destinados a esa zona, los primeros en pisarla después del hundimiento del 'Prestige'. Asombrados vieron como una espesa mancha de color bailaba sobre las olas hasta saltar sobre las rocas y dejarlas teñidas de muerte. Ése era el reto. Nada que ver con la experiencia del día anterior. Pero esa amenazante propuesta no arrugó a nadie, al contrario, pues no hubo tregua entre la llegada del autocar y el ataque a la carroña que impregnaba las piedras y contaminaba el aire.
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