El PP se ha propuesto imponer el «cierre de filas» de todos sus
miembros para defender la gestión del Gobierno y el partido en la
catástrofe del 'Prestige', además de «abortar» y «poner cese» a
cualquier indicio de «fragilidad interna» que pueda derivar en
fisuras internas. Según informaron fuentes de la dirección popular,
habrá también un «ataque sin tregua» al PSOE para evitar que
«vendan» un supuesto desgaste del Ejecutivo.
Los populares consultados insisten en que «no habrá más treguas» ni
se «suavizarán» las relaciones después del periodo navideño, ya que
les conviene «evidenciar y resaltar los errores» del principal
partido de la oposición, así como seguir aprovechando «la subida de
moral» que ha propiciado la acción de Caldera. «Ahora hay un clavo
al que agarrase y una buena excusa para animarse a dar la batalla»,
añaden.
«Que se aprieten los machos, porque nosotros no somos la UCD,
sino un partido fuerte que sabe atacar», advierte uno de los
dirigentes del partido, miembro del entorno del presidente Aznar.
Así, los populares están dispuestos a jugar 'al ataque', como
evidenciaron esta semana centrando la atención sobre el portavoz
parlamentario de los socialistas, Jesús Caldera, que entregó el
martes a los periodistas un documento incompleto sobre las
hipotéticas primeras decisiones del Ejecutivo con el
'Prestige'.
Al día siguiente, varios dirigentes del partido hicieron
declaraciones públicas contra la «manipulación» de Caldera,
pidiendo su dimisión, en la línea de lo que ya hiciera el propio
vicepresidente primero, Mariano Rajoy, en la comisión donde se
repartió el texto.
«Además, ¿cómo habría quedado Rajoy, al que se acusaba
continuamente de mentir en la comisión del pasado martes, si no se
llega a insistir en la manipulación del texto que supuestamente
avalaba la acusación del PSOE?», añaden fuentes cercanas al
vicepresidente.
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