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Más de 300 jóvenes del entorno proetarra han dejado de estar localizados y podrían estar intentando integrarse en ETA, aunque la banda no tiene medios para acogerlos y mantenerlos a todos, según afirma el consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza, en una entrevista a 'Avui'.

El consejero vasco asegura al citado diario que la organización terrorista ha tomado la decisión de continuar con los atentados tras un debate interno y que no tiene ningún planteamiento de reducir sus acciones ni de decretar ninguna tregua.

Balza cree que en la actualidad en Euskadi «sólo existe un comando operativo de ETA», localizado en la Margen Izquierda del río Nervión, aunque no descarta la posibilidad de que se haya reconstituido el llamado 'complejo Donosti' tras haber sido desarticulado hace unos meses. Además, apunta que el riesgo de nuevos atentados en Guipúzcoa «es elevado», aunque asegura que no existen «indicios firmes» de ello.

El consejero vasco, que incide en la «escasa preparación» de los terroristas, cree que «la capacidad operativa de ETA es mucho menor que la que históricamente ha llegado a tener». Sin embargo, no cree que ETA pueda convertirse en una banda armada marginal porque cuenta «con el apoyo de una parte de la población». A su juicio, este es «núcleo del problema». Por ello, cree que es un problema que hay que afrontar «de forma global, aprovechando los mecanismos a nivel europeo».

En la entrevista, Balza acusa al ex ministro de Interior Jaime Mayor Oreja de haber utilizado ese Departamento para «engañar» al Gobierno vasco. «Nunca nos facilitó información, ni siquiera la que afectaba a la seguridad de las personas, con el riesgo evidente que eso comporta», precisa.

Balza asegura que las relaciones entonces «se basaron en la deslealtad», y añade que con sus sucesores en el cargo ha mejorado mucho la cooperación policial pese a las diferencias políticas.

De otra parte, la violencia callejera en el País Vasco ha tenido este año que termina un punto de inflexión, que se produjo a partir de junio, y ha supuesto que el número de actos se haya reducido a poco más de una docena de actos al mes. El nivel más bajo se registró en junio con doce actuaciones violentas, pero en los últimos meses del año ha seguido esa misma tendencia.