El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer
que las autoridades españolas no esperan que ningún país afectado
por el vertido del «Prestige», en referencia a Francia, emprenda
acciones contra nuestro país por las decisiones adoptadas durante
la crisis. Rajoy se basó en la postura de Francia, cuyo presidente
de la República, Jacques Chirac, culpó de la situación a los
«empresarios deshonestos». Chirac recordó que lo sucedido no es una
fatalidad y que hay responsabilidades que se exigirán.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Rajoy
mostró su confianza en que ningún país emprenda acciones legales
contra el Gobierno español por su decisión de alejar el «Prestige»
de las costas gallegas antes de que se hundiera. De hecho, el
vicepresidente primero recordó que ni Francia ni Portugal, los dos
países afectados de momento por la catástrofe, han mostrado su
intención de exigir a Madrid responsabilidades de ningún tipo.
Jacques Chirac, presidente de la República francesa, ya ha
iniciado la persecución judicial de los responsables del vertido,
el capitán y el fletador del barco y sus posibles cómplices. Rajoy
insistió en que la decisión de alejar el barco no puede dar pie a
acciones legales contra el Gobierno español. El motivo que esgrimió
es que «nunca en la historia, en una situación de estas
características, la decisión tomada fue llevar el buque a puerto,
siempre fue alejarlo». Es por este motivo, añadió, por lo que
Francia ha actuado como lo hizo España: personándose como acusación
particular contra el capitán del buque y otros responsables del
barco.
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