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Cuando se cumplen dos meses del accidente del «Prestige», la tensión política se agudizó ayer en Galicia, donde oposición y PP mantienen su trifulca por la Comisión de Investigación del Parlamento, mientras el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció un plan para «resarcir a las personas y territorios» afectados. Rajoy explicó en una convención del PP en Barcelona que este plan será aprobado por el Consejo de Ministros este mes y se mostró convencido de que «al final la opinión de los ciudadanos sobre nuestra actuación será positiva, aunque aquí hay muchos que ya se han retratado».

Por contra, el secretario general del PP gallego, Xesús Palmou, consideró que ha sido la oposición la que ha tratado de «instrumentalizar» la reacción social por la catástrofe, y acusó a nacionalistas y socialistas de tener como único objetivo el de conseguir una «rentabilidad política» en este asunto.

En su balance tras dos meses desde el accidente que provocó la marea negra, que se cumplen hoy, los partidos de la oposición criticaron la actuación del Gobierno en la crisis y mantuvieron su amenaza de abandonar la Comisión de Investigación en el Parlamento gallego si el PP mantiene su talante «antidemocrático». Así, el coordinador de la Ejecutiva del BNG, Anxo Quintana, criticó la «incapacidad» de los gobiernos central y autonómico en su gestión y se mostró pesimista sobre la petición de su partido de que el PP «cambie de rumbo» en la Comisión y permita la comparecencia de los miembros del Gobierno, así como sobre los intentos de «manipulación» de los populares ante la protesta ciudadana.

El secretario general del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, apuntó por su parte que la catástrofe ha provocado la «pérdida de confianza» en el Gobierno por parte de la ciudadanía, y aseguró que los responsables de la «crispación» política son el PP con su actitud «autoritaria», y el presidente del Gobierno, José María Aznar, que impone «el veto» a los miembros de su Ejecutivo en la Comisión.

Una jornada más, el trabajo continuó en las playas contaminadas, donde colaboraron en la limpieza 5.800 personas, de las cuales 1.914 eran parte del personal contratado, 1.635 miembros de las Fuerzas Armadas y 2.242 voluntarios, según la Comisión de Seguimiento. La Comisión mantuvo en esta jornada los datos ofrecidos un día antes sobre la situación de las manchas, con la principal condensación del Cantábrico a 62 millas de Cabo Peñas (Asturias), a unas 156 millas de la costa francesa; «una placa emulsionada» a 27 millas de Cabo Ortegal (La Coruña) y dos irisaciones de «aspecto ligero» en la zona del hundimiento.