Catalina Cirer, junto a Mariano Rajoy, participó ayer en Barcelona en la Convención del PP sobre inmigración.

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El Gobierno prevé ampliar de 3 a 8 años las penas de prisión para culpables de tráfico ilegal de personas, unas penas que serán de 4 a 10 años si el propósito es la explotación sexual, avanzó ayer el ministro de Interior, Angel Acebes. En su intervención en la Convención del PP sobre inmigración, celebrada ayer en Barcelona con la ausencia de Jaume Matas, Acebes adelantó que se prevé modificar tanto el Código Penal como el Código Civil.

Acebes avanzó también que es voluntad del Gobierno expulsar a aquellos inmigrantes que cometan delitos menores, como robos o hurtos, porque «a España se puede venir a trabajar, no a delinquir». «Estos delitos menores son la excusa para quedarse en España y es voluntad del Gobierno, tanto si hay condena como si existe una orden de expulsión, que el juez pueda autorizar dicha expulsión sin esperar al juicio», señaló Acebes, que informó de que el Gobierno propondrá que los inmigrantes expulsados en cualquier Estado de la UE no puedan volver a entrar, ni gozar de permiso de residencia o de trabajo, «durante diez años».

El titular de Interior avanzó una serie de modificaciones legislativas «para acabar con ese vivero de mafias que lleva a los inmigrantes a la marginalidad», entre ellas un endurecimiento de las penas para culpables de tráfico ilegal de personas, delito que se castigará con penas de prisión de entre 3 y 8 años, por los 6 meses de ahora. Asimismo, si el propósito es la explotación sexual, las penas oscilarán entre 4 y 10 años de prisión; mientras que las penas se agravarán si se actúa en el marco de una organización dedicada a esta actividad o «se pone en peligro la vida, la salud, la integridad de las personas o si éstas son menores de edad».

Clausuró la Convención el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, quien señaló que la inmigración «ha producido el mayor cambio en el mundo» originado últimamente, como lo demuestra que la población inmigrante es ya de 1.324.001 personas, con un crecimiento del 165% desde la llegada del PP al poder, en 1996.

«España puede y debe ser un país de acogida y debemos facilitar la inmigración porque nosotros hemos sido emigrantes y, además, hay muchos trabajos que pueden hacer los inmigrantes, que así contribuyen al desarrollo del país», señaló Rajoy. No obstante, recordó que «la inmigración debe ser legal y ordenada y no puede ser infinita». A su juicio, los extranjeros en España tienen los mismos derechos y deberes que los ciudadanos españoles y deben cumplir lo que marca la Constitución y nuestro sistema de valores, por lo que el Gobierno llevará cabo en breve dos reformas para hacer efectiva esta integración.

La primera es que el Código Penal incluirá la mutilación genital femenina como un delito de lesiones «para dar respuesta penal tajante a los que se excusan en creencias o tradiciones» ajenas, ha señalado el vicepresidente primero del Gobierno. La segunda reforma, según Rajoy, afectará al Código Civil para que los cónyuges extranjeros que residen aquí, «y especialmente las mujeres», puedan divorciarse igual que los españoles sin que se les aplique la ley de sus respectivos países, «que no lo permite en muchos casos».