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EUROPA PRESS-LANZAROTE
José María Aznar no respalda el plan de Francia y Alemania para reforzar las inspecciones de armamento en Irak, porque el origen de la crisis iraquí «no es un problema de inspectores, ni de plazos, sino de falta de voluntad de Sadam Husein» para acreditar su desarme, según informaron ayer fuentes de La Moncloa, en el marco de la Cumbre Hispanoalemana que concluye hoy en la isla de Lanzarote.

De hecho, la principal discrepancia entre Madrid y Berlín es el papel de los inspectores, ya que el Gobierno español considera que no deben ser «detectives ni negociadores», sino que su labor es verificar el desarme con pruebas que presente Bagdad. Los dos dirigentes sí están de acuerdo en dos premisas básicas: que el objetivo es el desarme de Irak y que la crisis debe mantenerse en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, preservando el actual sistema de seguridad mundial.

El canciller alemán, Gerhard Schroeder, expuso a Aznar las líneas generales de la iniciativa, que el jefe del Ejecutivo español consideró «muy interesante», pero dejó claro que las inspecciones no son el problema y los propios inspectores no han pedido medios para reforzar su trabajo.

Así, Aznar y Schroeder dedicaron parte de su reunión -que duró dos horas- a hacer una «exposición muy detallada» de las razones por las que defienden sus posiciones respectivas, pero no trascendió ningún acercamiento entre los dos países, ambos miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.

España y Alemania también comparten la preocupación por la división europea, especialmente en la OTAN, ya que consideran que debe seguir siendo el garante fundamental de la seguridad europea.