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El ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, admitió ayer que la postura que mantiene España en el conflicto iraquí podría provocar «un desgaste electoral muy relevante» y pidió que no se interpreten las movilizaciones como un fracaso del Ejecutivo. El ex ministro de Exteriores admitió que el Gobierno no ha sabido explicar «adecuadamente» la situación, e incluso que se han cometido «errores o déficits de comunicación», permitiendo que «arraigasen ideas que no son ciertas, como que los inspectores tienen que ir a Irak a encontrar armas».

Piqué aseguró que «el régimen iraquí está encantado con el resultado de las manifestaciones», aunque aseguró que los ciudadanos que se movilizaron no buscaban este objetivo. Eso sí, criticó con dureza la intención de la oposición de «manipular los nobles sentimientos de la gente».

La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, acusó, especialmente a Rodríguez Zapatero, de ser un irresponsable y de lanzar «un ataque al sistema constitucional que nos rige» por decir que el Gobierno ha perdido legitimidad. «La utilización partidaria y a corto plazo de una situación como la actual en algunos líderes, que curiosamente tienen la aspiración de presidir un Gobierno, es preocupante y sorprendente», dijo.

Por su parte, Rodríguez Zapatero exigió ayer al presidente Aznar que transmita a Bush el rechazo que los españoles han mostrado a la guerra. «Se han divorciado de la opinión de los españoles», dijo, recordando que el Ejecutivo «lleva demasiado tiempo gobernando en contra de la mayoría».

Pese al claro enfrentamiento entre Gobierno y oposición, de momento no habrá moción de censura, aunque IU insiste en que hay motivos suficientes para presentar esta iniciativa. Para Llamazares, este Gobierno «ya no representa a la mayoría, por lo que sólo tiene dos salidas, o elegir el camino de la rectificación o convocar un referéndum». El presidente de ICV, Joan Saura, se sumó a esta petición ante la «ruptura de la confianza democrática» de la población en el Gobierno.