El ministro de Fomento, Francisco Àlvarez-Cascos, criticó ayer que
«determinados grupos con potentes apoyos mediáticos» hayan sumado
los problemas y retrasos surgidos en la puesta en marcha de la
línea ferroviaria de Alta Velocidad entre Madrid y Lleida «a los
intentos de confusión que organizan en los últimos tiempos por
falta de iniciativa».
Cascos considera que estas afirmaciones son «distintas escenas de
una misma ceremonia, cuyo fin es el mismo». «Todas forman el mismo
guión», apuntó en referencia al PSOE, sin nombrarlo expresamente.
Según Cascos, dichos grupos «utilizan los sabotajes en la
catenaria del AVE a Zaragoza como pruebas de la deficiencia de la
línea y un socavón ocasionado por una obra reciente de otra
Administración para seguir aumentando la confusión», al igual que,
en su opinión, consideran que «Sadam es el nuevo Ghandi del
pacifismo, y que la catástrofe dePrestige no tiene nada que ver con
el propietario de la carga, el armador, el fletador o la compañía
fletadora, que son los que habrán de pagar el daño causado».
En el caso de las críticas socialistas por los problemas
surgidos en el AVE a Lleida, el ministro estima que provienen de
contrastar los 4.000 kilómetros de ferrocarril de Alta Velocidad
que, según aseguró, el Gobierno tiene actualmente en marcha con los
470 «que el Ejecutivo heredó en 1996».
Por su parte, el secretario general del PSOE, José Luis
Rodríguez Zapatero, indicó ayer que lo ocurrido «son hechos graves»
y que su partido tiene la convicción de que se deben a que «ha
habido una planificación y ejecución de la obra profundamente
deficiente, sólo explicable desde la incompetencia». Por ello,
anunció que el Grupo Socialista multiplicará las iniciativas
parlamentarias al respecto de forma «inmediata».
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