El presidente del Gobierno español, José María Aznar, acusó ayer a
la oposición socialista de fomentar la «agitación callejera»
mientras rechaza todas las ofertas de consenso sobre la crisis
iraquí y se mostró convencido de que algunos países de la UE
contrarios a la intervención acercarán posiciones a España. En la
conferencia de prensa posterior al Consejo Europeo de Bruselas,
Aznar afirmó que la resolución 1441 de la ONU establecía para Irak
la «última oportunidad» de evitar «graves consecuencias», pero
algunos países miembros del Consejo de Seguridad parece que «no les
gusta lo que votaron» cuando respaldaron ese texto.
Se refería así a la supresión, a iniciativa de Francia, de un
párrafo del borrador de conclusiones de la cumbre en el que se
indicaba que el Consejo Europeo «lamenta que la oportunidad
ofrecida a Irak» por la resolución 1441 «no fuera aprovechada y no
se lograra una solución pacífica a la crisis iraquí». Aznar hará
«plenamente» suyo el texto aprobado en la Cumbre y lo defenderá
ante el Parlamento español como posición conjunta de los Quince,
pero seguirá lamentando que el conflicto no se haya podido evitar
porque Sadam Husein ha desaprovechado la oportunidad que le ofrecía
la 1441, un criterio que, según recalcó, comparte «la gran mayoría»
de países de la futura UE. En todo caso, destacó que España
mantiene la misma posición que al principio de la crisis, mientras
que, preguntado por posibles cambios en el criterio de otros socios
de la UE contrarios a la intervención militar, apuntó: «Verán cómo
se van recomponiendo algunas posiciones».
Sobre las protestas ciudadanas contra la guerra, expresó su
respeto por el derecho de manifestación, pero criticó a los
«bárbaros» que se amparen en él para, en nombre de la paz, ejercer
la violencia . «No creo, sinceramente, en el pacifismo, ni creo que
sean pacifistas aquellos grupos y personas que se dedican a
apedrear o asaltar las sedes de un partido democrático», señaló
Aznar, quien consideró además «incalificable» que «desde el
silencio o la agresión verbal se dé amparo, legitime o avalen
agresiones a la convivencia democrática», en alusión al PSOE.
Acusó en este punto a Zapatero, de «manipulación y oportunismo
electoral», y le criticó por rechazar todas sus ofertas de consenso
sobre la crisis iraquí y por no haber expresado ni una palabra de
solidaridad con los soldados españoles enviados en misión
humanitaria al Golfo Pérsico. En cuanto al papel que debe
desempeñar España en el futuro de Irak, explicó que, además de
prestar apoyo humanitario, asumirá compromisos para la
reconstrucción y estabilidad del país. También defendió la
necesidad de fortalecer la política exterior común europea, pero no
de modo «contrapuesto» a Estados Unidos, y reiteró su posición
favorable a una reforma de la ONU para «mejorar su
funcionamiento».
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