Dolores Jiménez (izda.), viuda de Couso, a su llegada al cementerio.

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Cientos de personas se acercaron ayer al tanatorio de la M-30 de Madrid para dar el último adiós a José Couso, el cámara de Telecinco muerto en Bagdad. A la familia y compañeros de Couso se sumaron también muchos ciudadanos que quisieron aprovechar para expresar su rechazo a la guerra. La familia del cámara fallecido pidió justicia y aseguró que no permitirá que se trate su muerte como un daño colateral.

Los familiares y compañeros fueron llegando desde primera hora de la mañana, de modo que para cuando el coche fúnebre salió con dirección al cementerio de La Almudena, las instalaciones del tanatorio estaban ya desbordadas de gente. Cuando el cortejo fúnebre, encabezado por dos autocares y una furgoneta llena de coronas de flores, abandonó el tanatorio, cientos de personas le dedicaron una ovación acompañada de gritos en contra de la guerra.

Todos los rostros más conocidos de Telecinco se unieron a los de los trabajadores anónimos de la cadena para dar su último adios a Couso. El director de los servicios informativos, Juan Pedro Valentín, junto a Hilario Pino, Begoña Chamorro, Àngels Barceló, Jon Sistiaga y los periodistas que han cubierto la guerra desde diferentes ciudades, fueron llegando poco a poco.

Entre los políticos presentes, los únicos acudieron al tanatorio fueron los de IU. Encabezados por su coordinador ejecutivo, Francisco Frutos, acudieron los candidatos a la Alcaldía y a la Comunidad de Madrid, Inés Sabanés y Fausto Fernández.

El portavoz de la familia de Couso, Rafael Permuy, afirmó que seguirán exigiendo justicia para el cámara fallecido y todas las víctimas inocentes de cualquier conflicto, aunque añadió que «es evidente que para algunos estamentos únicamente es un daño colateral». Para Permuy, la muerte ha sido «n brutal crimen de guerra».