La banda terrorista ETA recaba la información más exhaustiva
posible sobre los familiares de sus nuevos integrantes en sus
propios pueblos de origen para evitar «topos».
El interés por extremar esta medida responde a la psicosis de
«infiltración» de la cúpula etarra por la cascada de detenciones
habidas en España y Francia en los últimos meses, y comprende
interrogar a parientes y otras personas del entorno de los
aspirantes a terroristas para comprobar las dudas sobre su
trayectoria, según informaron fuentes de la lucha
antiterrorista.
El acopio de información sobre los nuevos etarras es, según las
mismas fuentes, producto de la autocrítica por la seguridad interna
de la banda, y forma parte de los planes que la organización
terrorista ha puesto en práctica recientemente para descubrir
«topos» y evitar más detenciones.
De hecho, la Policía asestó un nuevo golpe al núcleo que ETA
trataba reconstruir en el País Vasco y Navarra que se saldó con
nueve detenciones.
Operación
Esta operación policial fue continuación de otra desarrollada el
19 de febrero pasado que arrojó un balance total de 15
detenidos.
La pista que permitió desencadenar ambas operaciones, dirigidas
por el magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, fueron
los documentos y el material informático intervenido en Francia al
jefe de «comandos», Ibón Fernández Iradi, «Súsper», en diciembre
pasado.
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