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La campaña más decisiva para Catalunya arrancó a medianoche bajo el signo del «postpujolismo» y con la incertidumbre de si Artur Mas (CiU) o Pasqual Maragall (PSC) presidirán la Generalitat del siglo XXI con un nuevo escenario político en el que ERC se perfila como formación clave de gobierno. La tradicional pegada de carteles abrió paso a quince intensos días de campaña, en los que CiU y PSC intentarán romper a su favor la igualdad que ya presidió los comicios de 1999, cuando los nacionalistas consiguieron la presidencia de la Generalitat por número de escaños, ya que los socialistas ganaron en votos. Los candidatos Mas (CiU), Maragall (PSC), Josep Piqué (PPC), Josep Lluis Carod-Rovira (ERC) y Joan Saura (ICV) han protagonizado una precampaña teñida de múltiples promesas, sobre todo sociales, y con el común denominador del mensaje de que, tras 23 años de gobierno de Pujol, se abre un nuevo ciclo y un nuevo liderazgo.

CiU presenta a Mas como el relevo natural de Jordi Pujol, referente del nacionalismo catalán de las últimas décadas. Mas (1956), enarbolará el nuevo Estatut como el estandarte de su programa. Maragall, que se presenta como el garante del cambio, jugará la carta del desgaste de los 23 años de gobierno de CiU, así como el aval de las encuestas que desde hace 4 años le sitúan al frente del que sería el primer gobierno catalán socialista de la democracia.

Las expectativas de un Maragall o un Mas «president» dependerán en buena parte, si los sondeos no vuelven a errar, de la agilidad de cintura que demuestren «el día después» para formar gobierno, sea en solitario o, lo que parece altamente probable, mediante pactos. Y es aquí donde la ERC de Carod-Rovira pretenderá cobrarse su trabajada estrategia de «equidistancia» en los últimos 4 años, así como certificar en número de diputados la «buena ola» augurada por los sondeos. Protagonista en primera línea de los gobiernos de Aznar desde 1996, Josep Piqué aspira a «cuadrar» el giro catalanista emprendido por el PPC, que pasaría por convertir por primera vez a los populares en partido de gobierno en Catalunya. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, aseguró ayer en la presentación en Barcelona de 'El libro Rojo de Jordi Pujol', que Catalunya «se ha salvado de la catástrofe» pero que le queda «un camino por hacer». El líder de CiU alertó de «peligros importantes», algunos ya conocidos, además de reivindicar la función de su partido como garantía de estabilidad de futuro, como han hecho hasta ahora los convergentes.