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El líder del PNV, Xabier Arzalluz, entregó ayer el testigo de la presidencia del partido nacionalista vasco a su sucesor, Josu Jon Imaz, que no obstante, hasta hoy no será proclamado en su cargo de manera oficial. Arzalluz dijo abandonar su puesto en el partido «con normalidad feliz», durante una jornada en la que la Asamblea del PNV aprobó la ponencia política 'Los desafíos del nacionalismo vasco en la primera década del siglo XXI', donde aboga por crear una Consejo Vasco de Partidos para impulsar la construcción de la Nación Vasca.

La ponencia y 'Los desafíos del nacionalismo vasco en la primera década del siglo XXI', fue defendida por Arzalluz y Egibar, quienes, tras su aprobación, ofrecieron una rueda de prensa para detallar sus contenidos.

Imaz sustituirá en la dirección del PNV a Arzalluz, que ha ocupado la Presidencia durante 23 años tras imponerse al actual portavoz del partido, Joseba Egibar, en el proceso electoral interno. Arzalluz dijo afrontar «con normalidad feliz, de alguien que decide que no va a continuar y de quien ya ha pasado muchas cosas» en las últimas horas de su mandato al frente del Partido Nacionalista.

El dirigente jetzale señaló sentirse «realmente contento» ante su relevo y aseguró que no desea «dar testamentos», por lo que señaló que no tiene previsto intervenir mañana ante los militantes y afiliados.

En su ponencia política aprobada ayer por unanimidad, el PNV aboga por la creación de un Consejo Vasco de Partidos para impulsar la construcción de la Nación vasca, que tendría entre sus proyectos y objetivos la soberanía, la territorialidad, la paz y la legalización de todas las fuerzas políticas.

En el texto, la formación jeltzale defiende la existencia de un pueblo vasco formado por los siete territorios de Àlava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra, Nafarroaberea, Lapurdi y Zuberoa y asegura que el siglo XXI ha de ser «el siglo del reconocimiento internacional del pueblo vasco (Euskal Herria) como sujeto político».