En la sesión, en la que tanto la única representante socialista
como los dos concejales independientes solicitaron al grupo popular
la dimisión de Ares, éste se limitó a dar un golpe fuerte en la
mesa y a decir: «el alcalde sigue» e insistió en que está dispuesto
a «entregar su sangre» por el municipio coruñés y que su honor está
por encima de las estrategias del PP, al tiempo que expulsó a la
prensa de la sala.
Ares, a quien el lunes el Comité Ejecutivo del PPdeG -del que
está suspendido de militancia- le exigió su renuncia en el cargo,
adoptó la decisión de continuar hasta que se resuelvan los recursos
sobre la sentencia que le condenó.
El alcalde, de 71 años y que fue condenado la semana pasada por
abuso sexual a una menor del municipio, hija de un amigo, hizo este
anuncio en una sesión caracterizada por la tensión y la división
entre vecinos.
Algunos partidarios de Ares, la mayoría de los presentes en el
pleno, llegaron a agredir a los cámaras de televisión que acudieron
a cubrir el acto.
Un total de 22 profesionales de los medios de comunicación
denunciaron en el Cuartel de la Guardia Civil las agresiones,
insultos y daños sufridos en el material de trabajo durante la
sesión.
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