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Los restos mortales del comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez García descansan desde ayer tarde en el cementerio de Navahermosa (Toledo), donde recibió el último adiós de sus familiares y seres queridos.

El arzobispo castrense, Francisco Pérez González, destacó en el funeral que el comandante murió a consecuencia de las «gravísimas heridas» sufridas en «atentado en tierras de Irak», donde estaba en «misión de paz», y animó a los agentes del Instituto Armado a seguir siendo un «ejemplo de entrega y generosidad» y «defensores de la seguridad».

Por la mañana en Madrid se ofició un funeral muy emotivo en la que estuvieron presentes los familiares del comandante herido de muerte en Irak el pasado día 22 de enero. A la misa acudió el presidente del Gobierno, José María Aznar, que impuso al comandante la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo y la Cruz de Oro al Mérito de La Guardia Civil con distintivo rojo, y otros miembros del Ejecutivo y la oposición.

A la ceremonia acudieron representantes de todas las instituciones del Estado, encabezados por Aznar, además de los secretarios generales del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero; del PP, Mariano Rajoy; y el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, además del director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso y varios ministros.

Tras pasar revista a una compañía de honores, el jefe del Ejecutivo se dirigió a los bancos donde se encontraban, entre otros, la viuda del oficial, María Luisa Fernández, sus tres hijas, de nueve, doce y quince años, la madre del fallecido y sus hermanos.

La hija pequeña del comandante, que junto a su hermana mediana acompañaban a la madre y que, como ellas, se encontraba muy afectada y en las rodillas de la viuda, abandonó el funeral antes de que seis guardias civiles, un policía y un militar del Ejército de Tierra portaran a hombros hasta el Patio el féretro, cubierto con la bandera, del oficial, que durante toda la ceremonia fue custodiado por seis agentes del Instituto Armado vestidos de uniforme de gran gala.

Además de los miembros del Gobierno y de los representantes de PP, PSOE e IU, entre los asistentes estaba la cúpula militar en pleno. También estuvo presente el Jefe de la Casa del Rey.

Tras el responso, Aznar impuso al féretro la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo y la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo. A los sones de 'La muerte no es el final', con la familia muy conmovida, se rindió un homenaje ante el monolito del Patio de la Dirección General. Fue entonces cuando se vivió uno de los momentos más emotivos del funeral.

Después de que Aznar hiciera entrega a su viuda de las condecoraciones, ésta, que permaneció abatida y sentada durante todo el funeral, acariciando el tricornio de su marido, se puso en pie para cantar el Himno de la Guardia Civil mientras el féretro era retirado a hombros. Entre aplausos, el coche fúnebre con el cuerpo del comandante se dirigió a Navahermosa (Toledo), donde recibió sepultura.