José Luis Rodríguez Zapatero prometió ayer ante el Rey su cargo de
Presidente del Gobierno, el quinto de la Democracia, en una
ceremonia breve, pero cargada de simbolismos, celebrada en el
Palacio de la Zarzuela. El nuevo presidente prometió su cargo ante
sendos ejemplares de la Constitución y de la Biblia dispuestos en
una pequeña mesa en la que, entre ambos libros, también estaba
situado un crucifijo. Como ha sido habitual en estas ocasiones, la
Reina acompañó a Don Juan Carlos en la ceremonia celebrada en el
Salón de Audiencias de la Zarzuela. Zapatero llegó poco antes de
las diez, hora fijada para la ceremonia, en el automóvil que hasta
anteayer mismo utilizó José María Aznar.
El nuevo presidente, mientras esperaba en solitario la llegada
de los Reyes, ya en el Salón de Audiencias, dio muestra de su
lógico buen humor al comentar con los numerosos periodistas
presentes: «Esto no es 'Solo ante el peligro'».
Después, se fueron incorporando los distintos participantes en
la ceremonia, en la que actuaron como testigos los presidentes del
Congreso, Manuel Marín, y del Senado, Javier Rojo, y los del
Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga, y el del Tribunal
Supremo y del Consejo general del Poder Judicial, Francisco José
Hernando.
Al igual que Felipe González hiciera en 1996, Aznar -que lucía
una corbata muy similar a la de Zapatero- estuvo presente en la
promesa de su sucesor, al que felicitó con un escueto apretón de
manos. Como Notario Mayor del Reino actuó el ministro de Justicia
saliente, José María Michavila, que dio fe del acto acompañado por
la Directora General de los Registros y del Notariado, Ana López
Monís. Tras los Reyes, se situaron en la sala el Jefe de la Casa
del Rey, Alberto Aza, el secretario general, Ricardo
Díez-Hotchleitner, y el jefe del Cuarto Militar, Antonio
González-Aller. Para solemnizar su fidelidad al cargo que asume,
Zapatero eligió la fórmula de la promesa, algo que también hizo
Felipe González, y que le diferenció de Adolfo Suárez, Leopoldo
Calvo Sotelo y José María Aznar, que prefirieron jurar. Rodríguez
Zapatero, sin embargo, se embrolló brevemente en la lectura al
llegar al pasaje de la Constitución y leyó «guardar hacer...guardar
la Constitución». Tras la promesa, el Rey posó para los gráficos
acompañado por los presidentes entrante y saliente, luego con la
Reina y después con el resto de las autoridades presentes.
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